"Un empate a cero" en el que la más perjudicada fue "la sociedad española". Así calificaron los partidos minoritarios el cara a cara entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy, celebrado en la noche del lunes. Prácticamente todos coincidieron en afirmar que el encuentro "fomentó el bipartidismo" y que "no respetó en ningún momento la pluralidad y diversidad" de los pueblos de España.

A esta lista de críticas, Izquierda Unida (IU) añade la ambigüedad con la que PSOE y PP defendieron sus proyectos. El candidato al Congreso por Asturias, Gaspar Llamazares, reconoció que no siguió el encuentro, argumentando que él "no escucha monólogos". Más contundente fue el coordinador federal de esta formación, para quien el debate fue "una gran teletienda". Cayo Lara lamentó que el encuentro no estuviera a la altura de las circunstancias. "Dejó mucho que desear para los ciudadanos, que esperaban con ilusión ver algo que se podía mover", afirmó.

En su opinión, fue "un debate de recortadores", ya que el PP siguió "una política de recortes en sanidad y educación" y el PSOE se unió a este modelo en mayo de 2010, cuando Zapatero anunció la bajada de los sueldos públicos y la congelación de las pensiones.

Sin duda, uno de los asuntos que más polémica suscitó fue la falta de menciones a las comunidades autónomas. A las críticas de CC -que alega que quedó claro que Canarias no contará para nada en la política estatal a pesar de su mala situación económica- se suman las del PNV, que reprochó al moderador del debate, Manuel Campo Vidal, que saludara a los espectadores portugueses e italianos y no hablara, en ningún momento, en euskera.