Dos de los mayores bancos de Italia, UniCredit y Monte dei Paschi di Siena (MPS), comunicaron hoy que en 2016 registraron pérdidas que superaron los 11.000 millones y los 3.000 millones, respectivamente.

Estas cifras negativas vuelven a centrar la atención en Italia y en la situación del sector bancario, que ha preocupado en los últimos meses a los mercados por la gran cantidad de créditos morosos que acumula, 360.000 millones de euros, de ellos 200.000 millones altamente insolventes, según el Ministerio de Economía.

UniCredit, el mayor grupo financiero de Italia, anunció que el curso pasado registró unas pérdidas de 11.790 millones de euros, mientras que en 2015 había obtenido un beneficio neto de 1.694 millones.

Por su parte, MPS perdió el ejercicio pasado 3.380,2 millones de euros netos, frente a los beneficios netos de 388,1 millones de euros de 2015.

En el caso de UniCredit, el margen operativo neto en 2016 arrojó unas pérdidas de 5.858 millones, frente a un beneficio de 2.609 millones en 2015, y las pérdidas brutas alcanzaron 11.061 millones en 2016, mientras que en 2015 había registrado un beneficio neto de 2.225 millones.

Los ingresos de UniCredit en 2016 se situaron en los 18.801 millones de euros, un 0,3 % menos que los 18.866 millones de euros de 2015.

En cuanto a MPS, que negocia en estos momentos con el Estado italiano y con las autoridades europeas un plan para su rescate con fondos públicos, el resultado operativo bruto en 2016 fue de 1.635 millones de euros, un 36,8 % menos que los 2.587 millones de 2015.

El resultado operativo neto fue negativo en 2.865,7 millones, frente a los 593,8 millones de euros de 2015, mientras que los ingresos totales en 2016 se situaron en 4.255,7 millones de euros, un 18,4 % menos que los 5.215,5 obtenidos en 2015.

Se trata de cifras muy negativas para ambas entidades, que en los últimos meses han captado la atención de los inversores.

En el caso de UniCredit, el banco se encuentra inmerso en una ampliación de capital de 13.000 millones de euros que finalizará antes del 10 de marzo y con la que la entidad tratará de sanear sus cuentas.

Además, tiene previsto vender 17.700 millones de euros en préstamos morosos y recortar la plantilla en 14.000 personas.

De momento, la entidad ha pactado con los sindicatos 3.900 despidos, aunque se ha comprometido al mismo tiempo a contratar 1.300 jóvenes en los próximos tres años, con el fin de proceder al relevo generacional.

Por su lado, MPS tiene desde el pasado diciembre su cotización congelada en la Bolsa de Milán, a la espera de que acuerde con el Ejecutivo italiano y las autoridades europeas un plan para su rescate con fondos públicos que evite su quiebra.

Según adelantaba el pasado enero el presidente del banco, Alessandro Falciai, el Estado italiano controlará alrededor de un 70 por ciento del capital de MPS cuando se apruebe este plan, lo que supondría una inversión de unos 6.000 millones de euros.

El dinero procederá del fondo que aprobó el Gobierno italiano en diciembre pasado, que está dotado con 20.000 millones de euros y que tiene como objetivo servir para ayudar a las entidades en situaciones complicadas, como MPS.

De confirmarse esta inversión, la suma sería menor que la estimada el pasado diciembre por el Banco Central Europeo (BCE), que calculó que la entidad toscana, considerada la más antigua del mundo, necesitará 8.800 millones de euros de capital.

La incertidumbre sobre el estado y la calidad del sector bancario italiano no es nueva.

Ya en febrero del pasado año, el ministro de Economía de Italia, Pier Carlo Padoan, tuvo que salir al paso y subrayar que la banca del país es sólida, ante los temores de los mercados que provocaron pérdidas sustanciales durante días en la Bolsa de Milán.

Desde entonces, el discurso se ha repetido por parte de diversos miembros del Gobierno y, de nuevo, el propio Padoan ha reiterado esta semana el buen estado de las entidades financieras del país.

La situación del sector bancario es uno de los principales problemas de Italia, pero no el único, pues el Gobierno tiene que reducir su alto déficit público que afecta al crecimiento económico del país, dijo Padoan el 7 de febrero.