La regulación del alojamiento de viviendas de alquiler turístico en España podría generar una contribución anual de más de 800 millones de euros a las arcas del Estado, según un informe encargado por Exceltur, y elaborado por la consultora Ernst & Young en colaboración con Nielsen y el despacho Tourism & Law, sobre el impacto social y económico sobre los destinos españoles ante el aumento exponencial de esta oferta alojativa para cortas estancias.

El informe asegura que este tipo de alojamiento no compensa con una mayor contribución fiscal la menor derrama socio-económica que genera en España (una derrama económica diaria en destino un 84,8% inferior a la promovida por la oferta reglada).

Así, de no estar exentos estos arrendamientos entre particulares del pago del IVA (a diferencia de los establecimientos reglados), ello podría suponer cerca de 367 millones de euros anuales de ingresos adicionales para las arcas públicas.

Además, las rentas anuales percibidas por los arrendadores particulares de estos alojamientos pueden ascender a 2.054 millones de euros anuales. Si ninguno de estos propietarios declara estos ingresos, aplicando un tipo impositivo del 21%, se hablaría de un potencial fraude cercano a los 432 millones de euros anuales.

Por ello, Exceltur estima que una acción conjunta de las autoridades fiscales para procurar una reducción de ese fraude fiscal estimado junto con la eliminación de la exención del IVA de los alquileres de esa vivienda, podría llegar a una contribución adicional de más de 800 millones de euros anuales.

DERRAMA ECONÓMICA UN 84,8% INFERIOR EN DESTINOS.

Los viajes asociados a la oferta de viviendas de alquiler turístico por cortas temporadas generan según este informe, una derrama económica diaria en destino un 84,8% inferior a la promovida por la oferta reglada (hoteles, hostales, pensiones, apartamentos turísticos y establecimientos de turismo rural).

Los 148,6 euros de efecto directo y arrastre que en promedio genera al día en España cada cliente alojado en una oferta reglada, es muy superior a los 80,4 euros de valor añadido producido de media por el cliente que alquila una vivienda de uso turístico, según un análisis elaborado por Nielsen.

Ello se explica por el menor gasto en el propio alojamiento (20,4 euros respecto a los 40,7 euros en el caso de la oferta reglada), el menor gasto en compras alimentación, actividades culturales y de ocio (48,1 euros al día frente a los 31,4 euros del alquiler residencial).

Además, existe un menor efecto arraste (28,6 euros respecto a 59,8 euros) sobre el resto del tejido producto local derivado, no solo de su menor gasto directo en alojamiento y gasto sino a los menores efectos multiplicadores y arrastre de los servicios en los que se materializa ese gasto.

LA MAYOR ESTANCIA NO COMPENSA EL IMPACTO.

La derrama económica media total del turista que se aloja en viviendas de alquiler es inferior al del turista de la oferta regulada, a pesar de su mayor estancia media. Así los 3,8 días no llegan a compensar (su impacto global son 873,9 euros durante el total de su estancia), la derrama económica de los turistas reglados (que asciende a un total de 942,9 euros).

El informe advierte que estancias más largas conllevan mayores costes para las administraciones locales en términos de consumo y mantenimiento de sus espacios públicos, infraestructuras, energía, limpieza, seguridad, así como otros factores que afectan a la dinámica urbana como una mayor congestión e impactos en la población residente.

Según Exceltur, la contribución de la plaza alojativa es de 1 a 5 a favor de la oferta reglada, derivado de los 24.155 euros que genera hoy en España una plaza reglada frente a los 4.932 que aporta una plaza de vivienda dedicada al alquiler turístico.

IMPACTO SOBRE EL EMPLEO.

Los menores servicios prestados en este tipo de establecimientos y la menor contribución económica asociada al gasto provocan una menor contribución social en términos de generación de empleo por parte de las viviendas de alquiler turístico.

En su conjunto, el empleo generado por cada 100 plazas alojativas de alquiler asciende en España a 9,8 puestos de trabajo al año, por los 53,3 de los alojamientos reglados.

Esto es debido a la suma de tres efectos. En primer lugar según información del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de la industria hotelera por cada 100 plazas de alojamiento en establecimientos reglados se genera 17,9 puestos de trabajo directos en el propio alojamiento mientras que en el caso de los alojamientos turísticos en viviendas de alquiler este ratio se reduce a 2,2 en la media nacional.

Esta relación se estrecha en ciudades donde el empleo generado por las viviendas de alquiler asciende a 3,7 por cada 100 plazas. Este ratio se mantiene por debajo del de otras tipologías regladas como los apartamentos turísticos (5,3 puestos de trabajo anuales por cada 100 plazas), o establecimientos hoteleros de inferior categorías (13,3 en hostales y pensiones y 15,4 en hoteles de 1 y 2 estrellas).

Además, la menor derrama en destino propiciada por el reducido gasto de los turistas que utilizan la oferta de alquiler se traslada a una menor generación de empleo. En concreto, el empleo vinculado directamente a la derrama de estos turistas en destino ascendía a 3,8 puestos de trabajo por cada 100 plazas, 14,8 en el caso de los clientes de establecimientos reglados.

Para finalizar el informe destaca los efectos indirectos generados por cada una de las tipologías alojativas siendo más de 5 veces superior en el caso de la oferta reglada respecto al alquiler de viviendas de uso turístico. Así mientras que por cada 100 plazas en la oferta reglada se generarían 20,6 empleos indirectos, las mismas 100 plazas en alquiler producen 3,9 empleos como resultado del efecto arrastre de su consumo.