Los productores mundiales del tabaco, agrupados en la Asociación Internacional de Cultivadores de Tabaco (ITGA), reclaman a Gobiernos y autoridades sanitarias inversiones en investigación y tiempo para adaptar su sector.

En una entrevista, el portugués António Abrunhosa, presidente de la ITGA (por su sigla en inglés), lamentó que en la última década se haya malgastado dinero y no se haya avanzado de forma "seria" en el campo de la investigación y el desarrollo para encontrar cultivos de sustitución rentables.

"Si el consumo de tabaco va a bajar (...) la producción debería buscar alternativas (...) y en diez años no ha salido un informe" de organizaciones mundiales que apunte a soluciones para nuestra industria, dijo Abrunhosa.

Adaptar gradualmente y no excluir de forma brusca a los cerca de 30 millones de productores de tabaco es esencial para evitar "en muchas partes del mundo una catástrofe social, económica y política", aseveró.

Cuando se cumplen, este 27 de febrero, diez años del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la OMS, el presidente de la ITGA citó concretamente a países como Brasil (principal exportador mundial de esta materia prima) o Malawi,en el que cuatro millones viven de la cultura del tabaco y el más dependiente del mismo.

En Brasil, los estados sureños (Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná) padecerían graves impactos por los miles de trabajadores implicados, alertó Abrunhosa.

La plantación del tabaco tiene el efecto de generar hasta cinco puestos de trabajo indirectos por cada uno directo, calculó.

La ITGA tasó en 160.000 los agricultores que trabajan en el cultivo de tabaco en Brasil, que producen unas 700.000 toneladas y generan 2.500 millones de euros al año en exportaciones.

Debido a las inéditas caídas en el consumo registradas los dos últimos años -la contracción de Occidente no compensó la subida de Asia-, el presidente de la organización anticipó algunas alternativas al cigarrillo convencional que permitirían a la industria mantener su nivel de producción.

"Estamos casi seguros de que el tabaco, como lo conocemos hoy, no va a durar 100 años. Pero si dura 80 ó 20, hay una gran diferencia", alertó.

Como alternativas se refirió al cigarrillo electrónico (que tiene nicotina líquida extraída del tabaco) y al novedoso "heat-not-burn", un tipo de cigarro que calienta el tabaco y no lo quema, por lo que no se emite el dañino humo.

Para Abrunhosa, otra opción es la capacidad que el cultivo de tabaco ha tenido para atraer a otros, como sucedió en la región de Misiones, en Argentina, donde a raíz del tabaco empezaron en el negocio de cítricos con éxito.

Bajo una creciente presión legislativa y social por los efectos nocivos de este producto en la salud, el presidente de la ITGA aprovechó para criticar a la industria farmacéutica y a los investigadores médicos que trabajan para ella, sobre todo, por el alarmismo generado en torno a los cigarrillos electrónicos.

"Si los cigarrillos electrónicos los hubiese inventado la industria farmacéutica, los estarían distribuyendo gratuitamente", expresó.

Como ha sucedido en Portugal con el corcho, que se comercializa cada vez más para materiales de construcción y para el diseño, el presidente de la asociación de productores de tabaco consideró que es posible usar la planta del tabaco para otros fines que no sea el de fumar.

El cartón por la robustez de la hoja del tabaco o el combustible vegetal procedente de las semillas de la planta son algunos posibles usos alternativos en fase de pruebas citados por el representante de los productores.

"Hay que investigar bien, a medio plazo, entre 3 y 5 años, y tiene que hacerse en las fincas de los productores de tabaco, no desde universidades en Suiza, que no saben nada", ahondó Abrunhosa.

El responsable del ITGA, con sede en la localidad portuguesa de Castelo Branco (a unos 250 kilómetros de Lisboa), avisó también sobre las consecuencias de las políticas tributarias anti-tabaco.

Las tasas "altísimas" sobre el tabaco en países con dificultades para controlar sus fronteras pueden, según él, desembocar en el contrabando.

"En Brasil se calcula que el 30 % o más es de contrabando", dijo Abrunhosa, quien citó también el caso de Paraguay como otro país con una alta tasa de contrabando.