La mayoría de los portugueses cree que su país se encuentra hoy en peor estado que hace dos años y medio debido al impacto de las severas medidas de austeridad aplicadas desde que recurrió al rescate financiero, de acuerdo con un sondeo.

La encuesta, elaborada por la Universidad Católica en base a cerca de un millar de entrevistas realizadas a finales de 2013, refleja el descontento popular con los resultados de la intervención de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) que ya se aventuraba en estudios previos.

Concretamente, un 69 % de los interrogados consideraron la situación de Portugal empeoró como consecuencia del programa de ajustes acordado por Portugal con los organismos internacionales a cambio de su rescate.

De hecho, un 81 % de los encuestados reconoció que la intervención de la troika "contribuyó a un mayor empobrecimiento del país".

Durante este período bajo la asistencia financiera de la UE y el FMI, Portugal ha registrado tres ejercicios consecutivos de recesión y su desempleo se ha disparado hasta máximos históricos con tasas superiores al 17 %.

Fuertes recortes del gasto público, una subida generalizada de los impuestos -directos e indirectos-, la privatización de algunas de las principales empresas públicas lusas y una reforma laboral que facilita la contratación y el despido son algunos de los ajustes aplicados en el país a instancias de la troika.

Diferentes entidades sociales han denunciado también el aumento de la pobreza registrado en estos últimos dos años y medio, coincidiendo con el agravamiento de la crisis, y el número de emigrantes que optó por abandonar Portugal también se incrementó de forma significativa.

Los ciudadanos que formaron parte de este sondeo también expresaron sus dudas sobre las promesas de recuperación económica de su Gobierno, que espera crecer en 2014 un 0,8 %.

El 55 % de la muestra -realizada a petición de la televisión y la radio pública lusa- no observa todavía señales de mejora, frente a un 42 % que sí lo hace.

Preguntados por la salida del período de asistencia financiera de Portugal, previsto para el próximo mes de junio -cuando dejará de recibir fondos del rescate-, casi la mitad de los participantes reconoció que el país necesitará de más apoyo internacional, preferiblemente una línea de crédito preventiva que funcione como "red de seguridad" durante su regreso a los mercados de deuda.