La huelga parcial de controladores organizada hoy y mañana viernes en Portugal ha supuesto ya alteraciones y suspensiones de más de centenar y medio de vuelos, según las autoridades lusas y fuentes de las compañías aéreas.

Los controladores portugueses realizan dos jornadas de tres paros intermitentes de dos horas de duración cada uno, cumplidos hoy al cien por cien según portavoces sindicales, entre las 7.00 y las 9.00, las 14.00 y las 16.00, y las 21.00 y las 23.00 hora local (una menos GMT).

Los efectos de la huelga, en protesta por el recorte de fondos estatales a la empresa responsable del control aéreo, NAV, se han sentido sobre todo en el aeropuerto de Portela, en Lisboa, con dos terceras partes de las conexiones que problemas, pero también en Oporto, Faro, Azores y Madeira.

Las autoridades de este último archipiélago calcularon en dos mil diarios los turistas que pierden por cada jornada de paros.

Este viernes la gestora de los aeropuertos lusos, ANA, teme que la lista de vuelos afectados sea aun mayor y se acerque a los trescientos al final del día, un 30 % más que la incidencia final que se espera en la jornada de hoy.

Además, la huelga de controladores se complicará mañana con los paros anunciados por el Sindicato de los Trabajadores de Aviación y Aeropuertos (SITAVA) en otras empresas del sector responsables de operaciones y servicios en tierra.

La protesta de los controladores ya ha dado lugar a otras jornadas de paros intermitentes en las últimas semanas con fuerte incidencia en el tráfico aéreo luso, y se repetirán la próxima semana, los días 24 y 25 de mayo.

La aerolínea nacional lusa TAP fue la más afectada por los paros, mientras que las conexiones desde Lisboa y Oporto a España y otros países del entorno europeo registraron los mayores problemas.

Un portavoz de la Comisión de Trabajadores de los controladores aseguró que las protestas continuarán mientras el Gobierno luso no abra un dialogo para atender sus reclamaciones.

Los huelguistas acusan al Ejecutivo de hacer recortes presupuestarios excesivos a su empresa, que han repercutido en los salarios y la actividad de los controladores y que no creen justificados ni por las normativas europeas ni por los ingresos que obtienen de sus servicios.