El principal indicador de la bolsa española, el IBEX 35, logró esta semana un avance del 1,74 %, el mayor entre las bolsas europeas, pese a la incertidumbre creada en Grecia y Francia tras las elecciones del domingo, la delicada situación del sector financiero y la nacionalización de Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia.

De este modo, sólo la bolsa de Milán se ha acercado, con una subida semanal del 0,91 %, a las ganancias de Madrid, en tanto que el DAX de Fráncfort se revalorizaba el 0,28 % y Londres y París cerraban con caídas del 1,41 % y del 1,02 %.

El IBEX concluía la semana en 6.995,60 puntos y reducía la caída anual al 18,34 %, tras cerrar su mejor semana en dos meses.

El nombre propio de la semana era Bankia, o más bien Rodrigo Rato, tras la nacionalización el lunes de BFA, la dimisión de Rato y su relevo por José Ignacio Goirigolzarri, exconsejero delegado de BBVA al frente de la entidad.

La entrada del Estado en Bankia provocaba todo tipo de controversias, y abría la puerta a las críticas al papel desempeñado por el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez.

Al ser festivo el lunes en la City londinense, no fue hasta el martes que los mercados ofrecieron su opinión sobre el otro hecho relevante de la semana, los comicios celebrados el domingo en Francia y Grecia.

Con el dinero fluyendo a raudales, el martes la bolsa de París registró la mayor caída entre las principales plazas europeas y Atenas cayó a niveles de 1992, dejando claro cuál era el veredicto.

Casi una semana después, el mercado sigue sin mostrar entusiasmo por la victoria del socialista François Hollande en las presidenciales francesas y asiste con indiferencia a los hasta ahora infructuosos intentos de formar un gobierno estable en Grecia.

Europa parece dar por perdida a Grecia para la zona del euro, tal y como sugería el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble.

El parqué español vivía una semana de extrema volatilidad, que lo llevaba el miércoles a mínimos del año y al borde de perder los 6.700 puntos, y un día después a experimentar la mayor subida desde enero.

Sin embargo, Francia y Grecia aparte, la atención de los inversores se centró esta semana en la enésima reforma del sector financiero anunciada por el Gobierno, aprobada el viernes y que aumentaba en 30.000 millones de euros las provisiones para cubrir los activos inmobiliarios "sanos" del sector.

El disgusto entre los bancos cotizados era evidente, y al instante de comenzar la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del viernes, el IBEX, que recogía con moderación los beneficios de la víspera, doblaba las pérdidas de la apertura y llegaba a caer más del 3,5 %.

No obstante, la confianza que transmite el hecho de que dos auditoras independientes vayan a tasar los activos inmobiliarios de los bancos y la posibilidad de que la UE permita a España retrasar el cumplimiento de los objetivos de déficit tranquilizaban el mercado.

Conocidos los requerimientos de capital de la banca, la semana que viene la atención de los inversores se centrará en las dos emisiones de deuda que celebra el Tesoro español, de letras a 12 y 18 meses el lunes -con las que espera captar entre 2.000 y 3.000 millones de euros- y de obligaciones con vencimiento en 2015 y 2016 el jueves, de las que aún no se conocen los importes.

Se trata de las primeras emisiones después de que la Comisión Europea haya estimado que España incumplirá sus objetivos de déficit para este año y para 2013.

También se conocerán esta semana los datos del PIB de España y de la Unión Europea del primer trimestre, así como los datos de inflación de Estados Unidos.