En el discurso de los pescadores de la provincia de Santa Cruz de Tenerife solo aparecen adversidades: pocas capturas, sobrepesca, excesivas restricciones, furtivismo, precios por los suelos, suspensión del acuerdo pesquero con Marruecos... Es la combinación de la historia, la crisis y la mala suerte que padece en los últimos tiempos un sector que en las islas occidentales -y, en general, en todo el Archipiélago- vive uno de sus momentos más delicados.

Tal es la situación, incluso a nivel europeo, que, en junio del pasado año, la Comisaría Europea de Pesca alertó de que en 2020 quedarán solo el 40% de los profesionales que practican la pesca artesanal, debido a un descenso de las capturas y a un difícil equilibrio entre los precios finales y los costes a los que tendrán que hacer frente los armadores.

Si la situación histórica de la pesca en las islas y las circunstancias globales de este sector ya eran críticas, un furtivismo exacerbado y el cierre del caladero marroquí tras el veto del Parlamento Europeo ahogan hoy económicamente a muchos pescadores y a sus familias.

Paradójicamente, aunque ninguna de las diferentes modalidades de pesca que se dan en Canarias (todas ellas artesanales, dado que en el Archipiélago no existe pesca industrial) presenta datos esperanzadores, pocos profesionales del mar abandonan, ante la falta de oportunidades en otros trabajos, la actividad que les ha dado de comer en los últimos años.

Competencia desleal

Sobre la resolución del Parlamento Europeo de no prorrogar el acuerdo de pesca con Marruecos y la consiguiente imposibilidad de faenar en esta zona, el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife, Telesforo Díaz, destaca que el caladero marroquí es "prioritario" para Canarias, "debido a la cantidad de gente que depende de la pesca que se realiza en él". "Yo no quiero ni pensar que no se vaya a abrir; sin él no sé a dónde iremos a parar", se lamenta el también patrón mayor de la cofradía de pescadores de Los Cristianos (Arona).

Al mismo tiempo que dice albergar la esperanza de que "en junio o a principios de julio" ya puedan trabajar en esa zona, Díaz no descarta, al menos a bote pronto, la alternativa de pesca en Portugal, pese a que, a renglón seguido, apunta que los barcos "no tienen autonomía" y que los caladeros de este otro espacio "no son iguales que el marroquí al tener menos riqueza de pescado".

Algo más convencido de las posibilidades de la alternativa portuguesa se muestra Vicente Rivero, presidente de la organización de productores Islatuna y predecesor de Telesforo Díaz en la federación de cofradías de la provincia tinerfeña: "Cuando alguien se está ahogando y le das una bocanada de oxígeno, es una bocanada de oxígeno", asevera Rivero, que agrega que, "si ahora se le dijese a los barcos atuneros que están amarrados que se tiene un acuerdo para ir a Madeira y Azores, irían como tiros".

"La dependencia para nosotros del caladero marroquí es importante", admite, en cualquier caso, el máximo responsable de Islatuna, que indica que todo apunta a que este conflicto se resolverá de forma satisfactoria para los profesionales del sector pesquero del Archipiélago. "Lo último que le oí decir al ministro (de Agricultura Pesca y Alimentación, Miguel Arias Cañete) es que en breve habría un acuerdo con Marruecos, y nosotros confiamos en que lo haya próximamente", precisa.

Por su parte, Ambrosio García, titular de la cofradía de pescadores de San Andrés, considera que el problema "está originado por la Unión Europea y no por Marruecos", a lo que añade que no pide un acuerdo de cuatro años sino que se renueve la prórroga año a año. "Una prórroga, otra prórroga, otra prórroga... y, por lo menos, así vamos trabajando", declara el pescador, que dice ver la situación "en stand by".

García se queja de que lleva desde el mes de noviembre con su embarcación parada y, por tanto, él y los empleados que tiene en su barco no han cobrado nada, según afirma, desde hace meses, cuando dejaron de faenar en Marruecos. "Yo fui el otro día a Madrid y vinimos con las manos igual y con la mente en lo mismo, y no sabemos si van a firmar o no", completa el patrón mayor de esta cofradía.

Furtivismo

No menos preocupación despierta en el sector de la pesca el furtivismo, que, a través del tiempo, se ha convertido en un generador habitual de pérdidas para los armadores y marineros. Es por esta razón que el presidente de la Cofradía de Pescadores El Gran Poder de Dios (Puerto de la Cruz), Carlos Carrillo, pide mayor responsabilidad por parte de los restaurantes y pescaderías que adquieren pescado obtenido a través de este tipo de prácticas.

"Aparte de con las inspecciones que deberían realizar el Seprona y la Inspección Pesquera, el problema se solucionaría si quienes compran tuvieran un poco de conciencia", señala el pescador, que entiende que los que se decantan por el pescado obtenido de forma furtiva "hacen un flaco favor a las personas que se dedican de forma profesional a la pesca".

En similares términos se expresa Ambrosio García, quien indica que, aunque cuando no había crisis también se daba el furtivismo, ahora hay "mucha gente" que la única manera que encuentra de llevar "un cacho de pan a la casa" es recurriendo a esas prácticas que se alejan de la legalidad.

Sobre esta problemática, Telesforo Díaz explica que se podría estar días hablando de ella, por lo que también solicita que se articulen medidas, pese a que ve difícil una solución. "Los empresarios lo que quieren es ganar de una forma u otra, y, si nosotros vendemos el pescado a un precio y los furtivos a menos, no se van a concienciar", se lamenta.

Asimismo, desde la federación provincial aseguran que esta práctica los está "machacando constantemente". "Es un problema del que podemos estar días hablando, y ahora, con la crisis, más todavía", sostiene el presidente, Telesforo Díaz, que considera que el furtivismo entraña "una competencia desleal".

Por su parte, Vicente Rivero mantiene que la flota de bajura "sigue padeciendo la presión de todo el mundo", y puntualiza que ese daño lo provocan los que pescan con caña de carrete, con fusil o desde "una lanchilla".

"Está claro que existe una sobrepesca no producida por la flota pequeña sino por el resto de la gente", subraya el responsable de Islatuna, que resalta que hay una competencia importante "porque es mucha gente pescando".

Capturas y ventas

"Existen 800 licencias de pescadores profesionales, pero después hay cañas por la orilla y en cualquier zona sacando uno, dos, tres kilos...", manifiesta Ambrosio García acerca de la sobrepesca, a la que señala como causa de que las capturas hayan disminuido "un montón". "Y después a nosotros nos dicen usted no puede echar nasas aquí o no puede pescar por este sitio", agrega.

Desde la otra cofradía de pescadores consultada, Carlos Carrillo informa de que, "en estos momentos", la pesca "es escasa". "Sales a pescar y lo máximo que coges son cinco kilos; lo único es que se está capturando un poco de camarón, y eso es lo que está haciendo salir adelante la pesca", concreta el patrón mayor de la cofradía de pescadores portuense, en la que, expone, el sistema de venta se organiza en cuatro pasos: llegada del pescador, paso por la cofradía, entrega de la nota de primera venta y distribución a los restaurantes o pescaderías donde se quieran vender las capturas.

Paralelamente, Telesforo Díaz plantea que los profesionales del mar van "escapando" pero que tienen que enfrentarse a muchas restricciones, así como a la venta de pescado que llega de forma ilegal desde el extranjero, lo que complica la labor del sector pesquero de la provincia de Santa Cruz de Tenerife.

Entretanto, Vicente Rivero, que dice ser optimista con el futuro de la pesca, indica que las grandes superficies acaparan bastante mercado y, por eso, algunos tipos de pesca, como la de los pequeños cerqueros -también llamada "de traíñas"-, están muy mal pagadas y, en ocasiones, los precios llegan a ser "de risa".