Aunque, a ojos de un profano, montar unos astilleros en Canarias se acerque más a la idea de un loco visionario que a la de un empresario con visión de futuro, lo cierto es que el proyecto en el que ha estado trabajando Gamaliel Rojas Palta desde hace dos años ha recibido multitud de reconocimientos por parte de todas las instituciones en las que ha sido presentado y, desde el pasado 15 de diciembre en el que recibió la licencia pertinente, ha dejado de deambular por el territorio de los sueños y se ha convertido en una auténtica realidad.

De este modo, la compañía Garowelding SLU es la primera de las Islas en recibir la homologación del Ministerio de Fomento para fabricar embarcaciones de aluminio de hasta 24 metros de eslora.

Rojas, que a mediados de los años 80 fundó en Tenerife una empresa especializada en trabajos de cerrajería en general, acero inoxidable y acristalamientos industriales, explica que "ante la caída del sector de la construcción de la que somos dependientes al 100%, decidí que tenía que buscar una alternativa para evitar el cierre". Así que, recalca que, como consecuencia de la crisis, "nuestra plantilla ha pasado de 25 a siete empleados".

En este contexto, subraya que "se hacía necesario apostar por un producto innovador". Por tanto, "teniendo en cuenta que desde el comienzo de mi trayectoria profesional siempre he estado vinculado al sector naval, y que disponía de unas instalaciones apropiadas, la maquinaria adecuada y un personal altamente cualificado, me decanté por esta actividad que, además tiene excelentes posibilidades de futuro", apostilla.

En cuanto a las ventajas que ofrece la aleación de aluminio especial que utiliza para sus construcciones frente a la fibra, arguye que "ofrece mayor seguridad, porque es un material mucho más robusto, a pesar de ello, resalta que es más ligero y, por tanto, el gasto de combustible es entre un 30% y un 40% menor". A su vez, agrega que "es ignífugo, insumergible, y sus reparaciones son mucho más rápidas y económicas".

De hecho, destaca que "este tipo de embarcaciones se vienen utilizado desde hace más de 30 años en EEUU, Australia y el Norte de Europa". Igualmente, señala que "en la Península hay ya una docena de astilleros dedicados a la fabricación de embarcaciones de aluminio y están a pleno rendimiento, muchos de ellos con encargos de otros países".

Al respecto, precisa: "Soy consciente de que esto va a tardar en arrancar, como mínimo hasta finales de este año o principios del próximo", pero está convencido de que "es una industria que hace falta en Canarias, y que también tiene grandes posibilidades de cuajar en el mercado africano".

En esta línea, avanza que "mi intención es ponerme en contacto con representantes de algunos países como Cabo Verde o Guinea para que sepan que las Islas tienen una industria capaz de proporcionarles barcos para su flota pesquera de bajura".

"Para mí es un orgullo sacar adelante un producto netamente canario con grandes opciones para exportar", puntualiza Rojas.

No obstante, sostiene que su objetivo es "seguir complementando estos dos ámbitos hasta que la vertiente del aluminio esté totalmente lanzada, y a partir de entonces, irme desligando poco a poco de la construcción para dedicarme en exclusiva a esto".

Entre tanto, revela que "hasta la fecha se han interesado por nuestros productos numerosas personas particulares, ya que hacemos desde catamaranes de pequeñas dimensiones y otros tipos de embarcaciones de recreo hasta barcos para actividades profesionales, todas ellas personalizadas y ajustadas al gusto o las necesidades de cada cliente". Sin embargo, indica que "el principal obstáculo, ahora mismo, es la falta de financiación de los bancos". Aún así, comenta que su empresa ya ha presentado tres presupuestos que, "si finalmente se concretaran, tendríamos trabajo para el resto del año y me permitiría contratar a cuatro empleados más". No en vano, insiste en que una parte importante de lo que le motivó a adentrarse en esta "arriesgada aventura empresarial" fue la posibilidad de crear empleo y luchar por su equipo de empleados que "está compuesto por excelentes profesionales".

De este modo, concurrió a una convocatoria de préstamos reembolsables del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) por la que percibió unos 130.000 euros lo que, sumado a unos ahorros, ha servido para dar los primeros pasos de esta prometedora iniciativa que solo acaba de empezar.