Revisar los valores equivocados que han llevado a esta crisis y que la misma ha acentuado y fomentar el conocimiento personal como base para extender el emprendimiento y la autonomía en el mercado de trabajo. Estas son dos de las claves para encarar la adversa coyuntura actual que expuso en su reciente visita a Tenerife el periodista y escritor Borja Vilaseca, experto en liderazgo y desarrollo "organizacional" y personal.

Vilaseca participó esta semana en el acto de entrega de los premios empresariales Fyde-CajaCanarias Banca Cívica, en el que impartió una conferencia sobre el crecimiento personal como motor del "desarrollo organizacional". En declaraciones a EL DÍA, recalcó que esa idea se fundamenta en un cambio de actitud de los directivos de las empresas que luego debe extenderse al resto del personal.

"La crisis es una consecuencia de la ausencia de valores y consciencia, que ha llevado a determinadas actitudes y conductas económicas. Ahora muchas empresas y personas se las replantean. Es algo minoritario, sí, pero conduce a un cambio de paradigma. Cuando haya cierta masa crítica empezará a promoverse otro funcionamiento empresarial", expuso Vilaseca, que criticó la obsesión por regresar, sin reflexión, al crecimiento económico. "Si solo pensamos en eso, nos llegará otra crisis peor", advirtió.

La premisa fundamental es la responsabilidad personal, recalcó: "Que el individuo, con el objetivo de obtener más satisfacción, se cuestione a sí mismo y cómo ha sido condicionado por la sociedad. Que no la busque en el dinero, el éxito o el estatus, que se demuestra que no llevan a ninguna parte".

Cuando eso lo encara un directivo, entonces puede dar lugar a lo que Vilaseca, creador del Máster en Desarrollo Personal y Liderazgo de la Universidad de Barcelona, llama "desarrollo organizacional". Y de ahí hay un paso al aumento de la productividad, siempre que el trabajador reste insatisfacción revisando su estrategia vital.

"Nos han condicionado y educado -expuso- para ser empleados. Hemos delegado nuestro bienestar económico en corporaciones con una absoluta ausencia de valores. Es hora de que muchas personas emprendan y tomen las riendas de su vida emocional y económica. No debemos concebirnos a nosotros mismos como la demanda, sino como la oferta en un mercado laboral que no da oportunidades: plantearnos para qué servimos y qué valor podemos aportar".

Pero a tal conclusión debe llegar uno mismo: "Que el lector no la crea porque sí; debe experimentarla", sugirió Vilaseca.