Los grandes fabricantes de automóviles presentaron hoy en EEUU fuertes aumentos anuales de las ventas en 2011 por segundo año consecutivo, aupados por una mejor cartera de vehículos compactos y las facilidades de financiación.

Los tres grandes fabricantes estadounidenses, General Motors (GM), Ford y Chrysler, mejoraron sus ventas por segundo año consecutivo tras un 2009 en el que tan sólo Ford se salvó de pedir la protección por bancarrota.

GM, el primer fabricante automovilístico estadounidense, registró un aumento de las ventas del 13,7 por ciento, hasta los 2,5 millones de automóviles; Ford vendió un 11 por ciento más, hasta los 2,15 millones y Chrysler registró un avance récord del 26 por ciento, hasta 1,37 millones.

Los tres grandes de Detroit deben parte de su ascenso a los nuevos modelos compactos, de menor consumo de combustible, que han animado a los conductores estadounidenses a comprar pese a la débil situación económica y el alto índice de paro.

Además, los distribuidores han reducido sus márgenes para animar a renovar el parque automovilístico, mientras que las campañas de financiación han permitido que también las furgonetas y SUV sigan manteniendo su importancia en un país que gusta de los grandes espacios en las cuatro ruedas.

Los modelos de GMC, Jeep o la serie F de Ford han registrado incremento de sus ventas, todo pese a que la gasolina ha subido hasta situarse al precio medio récord de 3,5 dólares por galón.

La mejora de 2011 también se ha traducido en la creación de miles de empleos en las plantas estadounidenses tanto de los fabricantes nacionales como los extranjeros, en un sector clave para la industria manufacturera de la primera economía mundial.

Las estimaciones son que el año 2011 cierre con unas ventas totales cercanas a los 13 millones, mientras que los fabricantes coinciden en que 2012 se situará entre los 13,5 y los 14 millones, aún por debajo del récord de 2005 de 17 millones anuales.

Los fabricantes extranjeros siguen luchando por mantener su influencia en Estados Unidos, pese a ser sobrepasado recientemente por China como primer mercado mundial del motor.

Toyota, que debido al impacto del terremoto y tsunami del mes de marzo en Japón, que afectó seriamente a su red de suministro y de la que todavía se recupera, registró una caída de ventas del 7 por ciento en EEUU hasta los 1,64 millones de unidades (incluidos Lexus y Scion).

Por su parte, Nissan mejoró sus ventas anuales un 17,3 por ciento, hasta alcanzar las 944.073 unidades, gracias a la acogida de sus modelos Altima, Rogue y el compacto Versa.

El surcoreano Hyundai sigue avanzando imparable en Estados Unidos al registrar unas ventas de 645.691 unidades, un aumento anual del 20 por ciento, gracias a la subida de las ventas del Sonata y por la ambiciosas campañas de financiación y descuento.

Por su parte, el alemán Volkswagen experimentó un importante avance del 26,3 por ciento, hasta las 324.402 unidades, el mismo año en el que inauguró su planta estadounidense de Chattanooga, con la que pretende ampliar su presencia en el mercado estadounidense, donde el Jetta y el Passat comienzan a seducir consumidores.

Entre los fracasos del año 2011 se encuentra la llegada del Fiat 500, que se ha quedado muy lejos de su objetivo de ventas de 50.000 unidades, al alcanzar a final de año algo menos de los 20.000 vehículos.

Fiat, que tomó el control de Chrysler tras su crisis en 2009, ha lanzado una gran campaña mediática para acercar a los estadounidenses uno de los modelos emblemáticos de la compañía, con un marcado carácter europeo que no parece atraer a los conductores en EEUU.

El otro traspiés ha sido el de GM con su Chevrolet Volt, un coche eléctrico de autonomía extendida del que esperaba vender unos 10.000 vehículos y se quedó en 7.671, al perder gas debido a las preocupaciones sobre los posibles problemas de incendio de sus baterías.