Más de 900 oficinas de bancos, cajas y cooperativas de crédito españolas abrieron sus puertas el día 1 de enero de 2002, una jornada histórica para Europa, en las horas centrales del día -de 11:00 a 14:00 horas- para facilitar el canje de pesetas a euros. De las mismas se retiraron, en esas tres horas, cerca de 75 millones de euros. La gran afluencia de público hizo que algunas entidades bancarias del Archipiélago tuvieran que solicitar más reservas de euros a las oficinas del Banco de España en Canarias, pues los fondos provisionados resultaron insuficientes. Además, las largas colas fueron el común denominador, ya que muchos ciudadanos se personaron en las oficinas bancarias con pesetas y hubo que contarlas una a una.

Unos 40.000 cajeros dispensaron la moneda única desde primeras horas de la madrugada en España. En la provincia tinerfeña, CajaCanarias expendió billetes de euro a las cero horas en 300 cajeros automáticos. Y, en las horas centrales de aquel día 1 de enero abrieron sus oficinas principales de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de La Palma, San Sebastián de La Gomera y Valverde de El Hierro.

En las Islas, CajaCanarias, la Caja Insular y el Banco de España, de manera conjunta, canjearon pesetas por la nueva divisa europea por un importe total de 3.600.000 euros el día 1 de enero de 2002, según informó el entonces director general del Tesoro y Política Financiera del Gobierno de Canarias, Alberto Amorós.

En el primer día laborable de la implantación del euro,

que convivió con la peseta hasta el 28 de febrero de 2002 y que había venido precedido de una campaña informativa sin precedentes en toda Europa, la mayor parte de los consumidores pagó en las Islas con pesetas y otro porcentaje importante con tarjetas.

En las capitales de los doce países que adoptaron el euro el 1 de enero de 2002 se organizaron actos multitudinarios de bienvenida en puentes y puertas, entre ellas la del Sol, en Madrid, y la de Brandeburgo, en Berlín, para resaltar su vocación de apertura, cooperación y comunicación entre los países europeos, simbolizada por ambos elementos arquitectónicos en todos y cada uno de sus billetes. Finlandeses y griegos fueron, por la hora de adelanto que tienen sobre el resto de los socios iniciales del euro, los primeros en tocar los billetes de la recién nacida divisa única europea.