El drama del desempleo en Canarias -que, sin ir más lejos, registró el mes pasado un incremento del número de parados (6.274 más) sin parangón en los últimos dos años y medio-, ha llevado al Gobierno autónomo a rescatar en su discurso al sector de la construcción como nicho de empleo. "Es el único que podrá absorber mano de obra masiva en el próximo quinquenio", ha recalcado en las últimas semanas el presidente, Paulino Rivero.

Denostada en el primer trienio de la crisis que estalló a mediados de 2007, la construcción aparece ahora como una escala ineludible para acortar la tasa de paro. En realidad, se habla casi únicamente de la rama de rehabilitación, tanto de edificios como de espacios públicos, debido a que la edificación choca contra las restricciones al consumo de suelo y contra el lastre de un stock inmobiliario que suma unas 30.000 viviendas pendientes de venta en las Islas. Las estrecheces presupuestarias tampoco ayudan por la vía de las obras de promoción pública.

Que sin la construcción será muy difícil restar de forma drástica parados en Canarias es algo que vienen diciendo los empresarios del sector casi desde que empezó la crisis. De hecho, la historia de la destrucción de empleo en el Archipiélago sigue el dictado de la paralización de la edificación, que ha arrastrado a muchas actividades que dependen de ella.

Si se toma como referencia el primer trimestre de 2008, que es cuando arranca la serie histórica comparable de la Encuesta de Población Activa, el 70% de los puestos de trabajo que se han perdido en las Islas llevan la firma de la construcción (75.800). Y, al calor de ese dato, la caída de las denominadas industrias "auxiliares" de ese sector explica buena parte de los 25.300 empleos que se han destruido en la industria.

Pérdida de protagonismo

Como resultado, el peso de la construcción y la promoción inmobiliaria en el tejido laboral isleño ha bajado del 14,5% al 6,6%. Sostiene ahora 51.700 empleos, cuando a comienzos de 2008 sumaba 127.500. Tal bajón se explica por la altísima dependencia que mantiene el sector respecto a la nueva edificación residencial, que representaba antes de la crisis el 36% de la actividad en España, frente al 24% de la rehabilitación y el mantenimiento de edificios. Estos porcentajes se invertían en el caso de la Unión Europea (UE), donde el impacto del frenazo del mercado provocado por la crisis no ha sido tan intenso como en España.

Ahora, según datos de la Federación Europea de la Industria de la Construcción, la rehabilitación y el mantenimiento representan el 28% de la actividad del sector, cuando en España rondan el 18%. El objetivo del Ministerio de Fomento es alcanzar el 30%, y a ello ha orientado el Plan de Vivienda que estará vigente al menos hasta finales de 2012. El país se aparejaría así a la media de la UE, donde la actividad se apoya, además, en un 32% en la construcción no residencial y en un 22% en la ingeniería civil.

Un estudio sobre el futuro del sector realizado por la Fundación General de la Universidad Complutense de Madrid señala que el continuo aumento de la demanda de vivienda en España "ha generado un sector de la edificación orientado, de forma prácticamente exclusiva, hacia la obra nueva. Empresas, técnicos, industrias, marcos legales y normativos, acción de las administraciones, urbanismo, etcétera, todo se orientó hacia ella, dejando el mantenimiento y la rehabilitación como actividades marginales, subsidiarias de la nueva construcción y dependientes de ella en cuanto a materiales, tecnologías, normativas o empresas".

La misma línea argumental sigue el Gobierno autónomo en la redacción del Plan de Vivienda de Canarias 2009-2012: "El total de rehabilitaciones de viviendas en 2007 tan solo representaba un 3% en comparación con el volumen de casas de nueva planta. Esto denota la tendencia a levantar edificaciones, no existiendo la necesaria concienciación de un nuevo modelo en el que imperen la rehabilitación y acondicionamiento de las viviendas ya existentes".

La citada fundación propone como salida del sector "una rehabilitación entendida como la acción continuada sobre la edificación existente para proveer la habitabilidad socialmente necesaria con la máxima eficiencia en el uso de los recursos", que se distancie de la dependencia antes mencionada y cuente con sus propios marcos legales, técnicos y organizativos y esté, por tanto, "alejada de la imagen de la rehabilitación actual".

En ese carácter social de los procesos de rehabilitación hace hincapié el director gerente de la Federación Provincial de Entidades de la Construcción tinerfeña (Fepeco), Óscar Izquierdo, que ha promovido la creación de un registro de empresas que orienta al sector hacia esa actividad, facilitando su especialización y la de sus plantillas, y que además fomenta la ejecución de estos trabajos en el ámbito público y el privado. Y lo ha hecho porque en el sector existe la convicción de que esta será casi su única salida en años.

"Asistimos -expone- a un cambio de modelo productivo dentro del sector, en el que cada vez tienen más peso los proyectos y actuaciones de conservación y transformación de lo ya construido, en detrimento de las nuevas construcciones, como se está haciendo desde hace muchos años en los países desarrollados de nuestro entorno, y en concreto en Alemania, Francia y el Reino Unido".

Izquierdo remarca también que las actividades de rehabilitación "tienen un impacto directo en el aumento de la calidad de vida en zonas y barrios degradados de los municipios canarios, muchos de ellos construidos en las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado".

El potencial de este nicho de empleo es, a juicio del gerente de Fepeco, evidente: "Solo hay que mirar un instante a nuestro alrededor para constatar la gran cantidad de trabajo por hacer: mantenimiento y mejora de innumerables edificaciones, públicas y privadas, incluidas las actuaciones necesarias para la superación de las inspecciones técnicas de edificios; la regeneración urbana de barrios y zonas turísticas obsoletas, la recuperación del patrimonio histórico y la conservación de infraestructuras de todo tipo, también en las medianías rurales de las Islas".

Para cubrir estas carencias ha lanzado Fepeco el Registro de Empresas de Reformas y Rehabilitación de Edificios, Viviendas y Locales (RRR), con el que pretende ordenar este nicho de actividad y, en resumen, hacer de intermediario entre las firmas del sector y la sociedad. Acercará el trabajo disponible a aquellas y aportará garantías en su ejecución al cliente. En otras palabras, se erige en un arma para combatir la bolsa de economía sumergida que caracteriza a las obras de reforma. "Su profesionalización es un paso muy importante. Ayudaremos a legalizar las empresas y trabajadores que así lo soliciten", subraya Izquierdo.

Única salida

El presidente de Fepeco, Antonio Plasencia, corrobora que este subsector, que agrupa también la modernización de instalaciones técnicas, la eficiencia energética y la accesibilidad de los edificios, "tendrá cada vez más relevancia como fuente de actividad y de empleo. Se ha comprobado -prosigue- que estas obras tienen la capacidad de generar un gran número de puestos de trabajo con pequeñas inversiones, a diferencia de lo que ocurre con la construcción de grandes obras públicas, que necesitan una inversión muy grande y generan, al utilizar mucha maquinaria, pocos empleos".

El RRR, agrega Plasencia, aspira a ser el punto de encuentro de profesionales, técnicos, empresas y consumidores interesados en estas actividades. En este sentido, Fepeco se ha asegurado ya la colaboración de los colegios provinciales de Aparejadores y Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación y de Ingenieros Técnicos Industriales. La patronal aspira a incorporar a otros colectivos y está negociando con entidades financieras fórmulas que faciliten a las empresas y los particulares ejecutar los trabajos.

Su titular considera que, con estos pasos, la construcción está "adaptando el modelo productivo canario a las nuevas circunstancias del mercado". Así lo ha obligado la parálisis de la nueva obra residencial, que además implica que el sector no ve posible asumir un protagonismo, vía edificación, como el de los años inmediatamente anteriores a esta crisis.

Con estas cartas sobre la mesa, los constructores de las Islas interpelan a las administraciones autonómica, insular y local, a las que piden que impulsen la remodelación de viviendas y espacios públicos. Algo que, recuerdan, incidirá en la competitividad de la oferta turística del Archipiélago. Parece verlo claro el presidente del Gobierno, que ha asegurado que la regeneración de todos los espacios y alojamientos turísticos que lo necesitan puede generar en cinco años 126.000 empleos en Canarias.

Impacto a corto plazo

El responsable del Gabinete Técnico del sindicato CCOO-Canarias, José Miguel González, coincide con Izquierdo en que la rehabilitación "es ahora mismo, a corto plazo, la única salida que tiene el sector de la construcción". Considera que, de impulsarse con decisión, las bondades de esta actividad a nivel laboral son claras: "Generaría, a muy corto plazo, una reducción sustancial de la tasa de paro, que afecta especialmente a quienes tienen dificultades para dar un salto intersectorial, y aportaría valor añadido a la hostelería".

Respecto a si las esperanzas que han depositado los empresarios en el subsector son excesivas, González advierte de que la rehabilitación, sobre todo en el ámbito turístico, se hace sobre financiación ajena, un terreno "difícil y limitado" en este momento. Por ello, "sería una apuesta acertada, magnífica, aprobar un plan nacional de reconversión de la industria hotelera" que acompañe al capital privado, añade el economista de CCOO-Canarias.

Esa apuesta, cabe recordar, ha sido abanderada por Paulino Rivero a nivel estatal. Eso sí, González duda que, sea cual sea el marco, se puedan crear 126.000 empleos en la remodelación turística del Archipiélago. "Si los 80.000 prometidos ya no se van a dar, 126.000 parece difícil. Tal vez la mitad, porque generar más de 40.000 empleos anuales en total ya es de por sí muy complicado".

Sea como fuere, el presidente de la Cámara de Comercio de la provincia tinerfeña, Ignacio González Martín, recalca que reactivar la construcción "es clave para aumentar la velocidad de la recuperación económica y del empleo en Canarias. Es un sector muy intensivo en mano de obra y, por tanto, darle apoyo debe fijarse como una política prioritaria".