El público tinerfeño volvió a respaldar ayer, con éxito de afluencia, la última jornada de la Feria Regional de Artesanía de Canarias, que se inauguró el pasado martes en Santa Cruz y que ha tenido como prioridad abrir canales de comercialización de los productos típicos y originales de las Islas.

Organizada por el Cabildo tinerfeño en colaboración con el Gobierno autónomo, este encuentro anual, que cumplió su 27 edición, elevó el número de artesanos participantes hasta los 220.

La prioridad de los organizadores se ha centrado en facilitar el contacto entre comerciantes y empresarios de otros sectores, especialmente el turístico, y los maestros artesanos. El objetivo ha sido dar salida en el mercado a las creaciones de más de 80 oficios tradicionales.

La feria regional, una de las más exitosas y de mayor proyección en el Archipiélago, se ha consolidado como el mejor escaparate de la artesanía local. En su regreso a Tenerife, el Cabildo insular se ha centrado en dotarla de la mayor proyección turística posible.