La agencia de medición de riesgos Standard & Poor''s (S&P) rebajó ayer la calificación de la deuda soberana española a largo plazo desde "AA" hasta "AA-", con perspectiva negativa, mientras que confirmó la nota de la deuda a corto plazo en "A-1+". La vicepresidenta económica, Elena Salgado, se apresuró a vincular la decisión de S&P con la tensión financiera global y, en particular, la que afecta a la zona eurozona.

Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros celebrado ayer, Salgado dijo que S&P, al igual que hizo la agencia Fitch la semana pasada, reconoce el trabajo que se ha hecho en España y la resistencia de la economía española "en condiciones adversas".

En el comunicado que difundió S&P se argumenta que "pese a las señales de recuperación en el desempeño económico durante 2011, vemos riesgos en las perspectivas de crecimiento de España debidos al alto nivel de desempleo, a condiciones financieras más ajustadas, al aún elevado nivel de endeudamiento del sector privado y a una posible desaceleración económica en sus mayores socios comerciales".

Riesgo de recesión

La calificadora, que advirtió de que la nota que otorga a España podría seguir bajando en el futuro si se cumplen los peores escenarios, pronosticó que el perfil financiero del sistema bancario español "seguirá debilitándose", con una mayor exposición a activos problemáticos.

Así, en el peor de los escenarios planteados por la S&P, España volvería a entrar en recesión el próximo año, en parte como resultado de una demanda externa e interna "más débil", con un descenso del Producto Interior Bruto "del 0,5%", seguido de una débil recuperación más adelante.

Además, la agencia de calificación considera que la reforma del mercado laboral llevada a cabo en el país, que calificó de "incompleta", no ayudará a bajar los altos niveles de paro, lo cual seguirá representando un lastre para la recuperación económica.

S&P cifró el martes pasado entre 296.000 y 313.000 millones los activos problemáticos que ha generado el sector financiero español durante la recesión. Ese día, la agencia revisó la calificación de riesgo económico del sistema bancario español, que pasó del nivel 3 al 4, en una escala que va desde el grupo 1 (más fuerte) al 10. El deterioro de la calidad de los activos bancarios se debe sobre todo a su exposición al sector inmobiliario y la construcción.