Cuando parecía que los inversores iban a seguir aprovechando los bajos precios alcanzados en la semana anterior, se truncó la trayectoria y la bolsa registró el segundo peor resultado semanal del año con un descenso del 5,84 por ciento.

La justificación para que se frustrara el rebote residió en la ineficacia y escasa aplicación de las medidas propuestas por el tándem germano-francés en la cumbre que celebraron el pasado martes sus líderes y en las negativas perspectivas de crecimiento mundiales o estadounidenses alentadas por varios bancos de este país.

Con estos principios presentes, y algunas de las débiles estadísticas económicas estadounidenses conocidas el jueves, la bolsa española registró una semana más de pérdidas, la cuarta consecutiva, tiempo en el que acumula un saldo negativo del 19,06 por ciento.

Parecía que hasta el miércoles la bolsa podía aprovechar la inercia alcista del fin de la semana anterior, cuando logró algunos de los mayores avances del año después de haber descendido a las cloacas, aunque su marcha flojeaba y la falta de vigor le dejaba expuesta a cualquier acontecimiento.

Parecía que las propuestas de la canciller alemana y el presidente francés, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, que se reunieron el pasado martes para intentar arreglar Europa, habían abortado antes de nacer.

La creación de eurobonos fue rechazada, pero a cambio se proponía castigar a los países que incumplieran el déficit sin ayudas europeas y se pondría un impuesto a las transacciones financieras.

Así, después de subir el lunes, bajar el martes y subir el miércoles, en todas las jornadas moderadamente, el mercado se entregó sin reservas a las ventas el jueves, donde Morgan Stanley daba el golpe de timón al anunciar nuevas previsiones de crecimiento de la economía mundial.

Esta entidad indicaba un pacato recorte del crecimiento mundial para este año, de 4,2 al 3,9 por ciento, algo más pronunciado en 2012, cuando el PIB terráqueo pasaría del 4,5 al 3,8 por ciento, lo que fue interpretado como una debacle y la bolsa española cayó cerca del 5 por ciento, la segunda mayor bajada del año.

El bandazo estuvo seguido de otras sacudidas, como las producidas por el leve aumento de las peticiones de subsidios de desempleo estadounidenses o la caída del 3,5 por ciento de las ventas de viviendas de segunda mano. Nadie hizo caso al crecimiento del 0,5 por ciento de los indicadores adelantados.

Además, se sabía que la Reserva Federal -banco central estadounidense- andaba investigando a las filiales estadounidenses de los bancos europeos, su solvencia y liquidez.

El viernes, se calmó algo la situación, aunque otros bancos estadounidenses levantaron los vientos al rebajar sus previsiones de crecimiento para la mayor economía del mundo.

Mientras tanto, el oro subía hasta máximos históricos y rozaba 1.850 dólares la onza, y la prima de riesgo española regresaba a niveles similares a los alcanzados tras la reciente intervención del Banco Central Europeo (BCE) en los mercados de deuda europeos.

En cuanto al resultado semanal de las empresas del IBEX 35, compuesto provisionalmente por treinta y cuatro compañías, bajaron treinta y dos y subieron dos.

Con el panorama de la desaceleración o la recesión, la mayor caída correspondió a ArcelorMittal, el 13,31 por ciento, seguida de Gas Natural, con un retroceso del 12,77 por ciento, en tanto que OHL y AIG compartieron el tercer puesto con una bajada del 12,31 por ciento cada una.

Las dos únicas empresas que subieron fueron Banco Sabadell, el 3,83 por ciento, y Grifols, el 0,69 por ciento.

En cuanto a los grandes valores, todos concluyeron con pérdidas: Repsol, el 8,02 por ciento; BBVA, el 7,14 por ciento; Iberdrola, el 6,93 por ciento; Banco Santander, el 4,86 por ciento, y Telefónica, el 4,78 por ciento, tras conocerse que la justicia alemana le denegó una devolución pecuniaria por licencias de móviles.

La próxima semana, en la que el mercado nacional partirá de 8.141,90 puntos, los inversores estarán pendientes de datos adelantados de actividad industrial y del sector servicios en varios países europeos, de la evolución de la confianza empresarial e inversora en Alemania y de una conferencia del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke.