El Gobierno ve "receptivos" a los partidos con su reforma de la negociación colectiva y espera que reciba el máximo de apoyos, mientras que a los que les va a tocar aplicarla, empresarios y sindicatos, no les gusta y esperan que el Ejecutivo la rectifique antes de aprobarla este viernes.

El Ministerio de Trabajo ha continuado explicando su propuesta de reforma a los partidos que le quedaban, entre ellos el PP, así como a la patronal CEOE, mientras que a los sindicatos CCOO y UGT lo hará mañana.

Según la secretaria de Estado de Empleo, Mari Luz Rodríguez, ha encontrado "receptividad" entre los grupos del Congreso de los Diputados a los que, junto con el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, ha explicado el borrador.

Por ello, la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, confía en que en su trámite parlamentario la reforma alcance "el máximo acuerdo".

Sobre este punto Rodríguez considera que "es muy pronto" para saber con qué apoyos parlamentarios contará el borrador de Trabajo, del que dijo que "pretende ser ese acuerdo que no fue" y "llevar a un texto de ley algo que querían empresarios y sindicatos y que finalmente se les rompió" por "la razón que fuera".

No lo ve tan claro el PP que ha evitado opinar sobre la propuesta gubernamental porque aún puede estar abierta a modificaciones por parte de los agentes sociales.

No obstante, la diputada del PP Fátima Báñez lamentó la "incapacidad" del Ejecutivo para sacar adelante una reforma pactada y la "tardanza" con la que se aborda, lo que ha provocado que ahora se tenga que aprobar "con prisas" antes del próximo Consejo Europeo de Bruselas.

Por su parte, el portavoz de ERC, Joan Ridao, ha reconocido que "no está lejos" de apoyar la reforma, pero condicionó ese respaldo a que se tramite como proyecto de ley para así poder, vía enmiendas, introducir mejoras al texto que respeten un marco de relaciones laborales en el ámbito autonómico.

También la diputada del BNG Olaia Fernández vinculó el apoyo de su partido a que se dé más facilidades a los convenios de ámbito autonómico y a que "no se desvirtúen" los derechos de los trabajadores.

El que ha admitido que no le gusta es el portavoz parlamentario de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, que ha argumentado su posición en que el borrador está demasiado escorado hacia las "tesis sindicales".

Más duro ha sido el presidente de la CEOE, Juan Rosell, para quien lo que propone Trabajo es "decepcionante" y está "bastante desequilibrado" a favor de los sindicatos CCOO y UGT, por lo que espera que el Gobierno rectifique .

Para Rosell esto se debe a que Trabajo no ha recogido los "principios de acuerdo" que la CEOE logró con CCOO y UGT antes de que las dos partes dieran por rotas las negociaciones el pasado 2 de junio.

Estos puntos de consenso que han sido "olvidados" en el texto de Trabajo son los referidos a dar mayor protagonismo a los convenios de empresa, a la utilización de sistemas extrajudiciales para resolver conflictos laborales o al absentismo, precisó el presidente de la CEOE.

Entretanto, el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, y el de UGT, Cándido Méndez, han advertido al Gobierno de que su reforma corre el riesgo de quedar en "papel mojado" si patronal y sindicatos no se ponen de acuerdo en algunos de sus aspectos.

Ambos también han coincidido en que es una "mala noticia" que sea finalmente el Gobierno quien legisle, porque se trata de una materia que debería quedar reservada a la patronal y a los sindicatos.