EN LA ECONOMÍA del planeta se van dando los procesos como si de un mecano gigante se tratara. Unas piezas reaccionan ante los movimientos de las otras, todo está ligado y la misión de los poderes es prever, centrar, controlar u orientar ese mecanismo complejo para llevar a la máquina por el camino calculado o elegido adaptándose lo mejor posible a su funcionamiento.

Podemos debatir sobre la vía, sobre las piezas, sobre el conjunto o sobre las causas que hacen al cacharro derivar hacia un lado u otro, entendiendo que somos una parte pequeñita de otra pequeñita que compone una porción mediana del engranaje.

En estas estamos cuando hemos visto que en los últimos meses el precio de lo que llaman materias primas, pero sobre todo del petróleo, se ha disparado alterando el horizonte. Por si éramos pocos parió la burra. Inestabilidad en el norte de África.

En concreto, afectando a las expectativas sobre el crudo. En EEUU el precio de referencia se toma sobre el que llaman Texas, en Europa sobre el Brent, que se encuentra ya cercano a los 120 dólares no siendo lo mismo esa subida para un país como Francia con 59 centrales nucleares que proveen el 78% de la energía total que para otro encajado entre los más dependientes de la UE: la media continental es del 50% y la de España ronda el 80%. La vulnerabilidad ante las variaciones al alza de los precios del petróleo se expresa fácilmente con señalar que supone el 14% de las importaciones y el año pasado representó una factura de más de 34.000 millones de euros (con una subida respecto al año anterior del 39,1%), el 3,4% del PIB. Le compramos petróleo durante el 2010 a Irán (14,5%) Libia (13%), Rusia (12,7%), Arabia Saudí (12,4%), México (11,3%), Nigeria (10,6%) y como dato orientativo, sólo un 2,2% proviene de la UE, y de esa cifra, un 1,3% es de Noruega.

En Canarias todavía más, en este sentido, más vendidos que los hoteles de Nueva Rumasa, con una dependencia brutal y con parte de culpa por dilatar y dilatar acciones de diversificación, el peligro inmediato es que se disparen los precios de todos los bienes y servicios que ofrecemos o consumimos, y eso sería todavía peor. El multiplicador según los analistas del coste del petróleo sobre la inflación, en el caso español sería de tres centésimas de IPC por cada 1% de subida del crudo. Sube el petróleo y, como es lógico, sube la inflación. Si sobre un precio medio a lo largo del año, establecido en los Presupuestos Generales del Estado en 81,8 dólares por barril, se produce una elevación sostenida del 30% a lo largo del año, el impacto directo en el IPC sería de aproximadamente un punto, sin contar los efectos de segunda vuelta.

A toda Europa va a afectarle la subida pero como digo a España más y a Canarias quizás sin darnos cuenta, todavía más.

Como consecuencia y ante la necesidad de restringir la dinámica provocada de expansión monetaria de los últimos años para afianzar la economía y en la tarea inmediata de que no se descontrole la inflación, el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, como es lógico anuncia amagando que para la próxima reunión en abril va probablemente a subir los tipos, con lo que el interbancario, que es la bolsa del dinero, reacciona y se viene arriba. Se situó en el 1,924%, su nivel más alto en dos años, reflejando así el anuncio hecho por el Banco Central Europeo. El indicador, el más utilizado para el cálculo de hipotecas, se situaba en su nivel más alto desde marzo de 2009, y tras cuatro sesiones negociadas este mes la media provisional mensual era del 1,813 %, la más alta desde hace 24 meses. El mercado interbancario reaccionaba así de forma fulminante mucho antes de lo previsto, ya que analistas e inversores contaban con que el incremento no se produciría antes del último trimestre del año.

Pero no todos estamos de acuerdo. Nouriel Roubini es un respetado y destacado economista, profesor de Economía en la Universidad de Nueva York y presidente de la consultora RGE Monitor. Ganó notoriedad por sus acertadas predicciones sobre la recesión global detonada por la crisis de las hipotecas subprime, por lo cual ganó el apelativo de "Dr. Doom" (doctor Catástrofe). Inicialmente consideradas pesimistas, sus predicciones demostraron ser precisas conforme se desarrollaba la crisis financiera de 2008.

Este buen hombre, que ya preveía para 2011 un ligero aumento de la inflación y una ralentización del crecimiento en las economías europeas, lo que recomienda es precisamente lo contrario: que el Banco Central Europeo (BCE) no debería elevar los tipos de interés del euro en la próxima reunión de su Consejo de Gobierno, ya que esta decisión supondría "un error" que en nada ayudaría a superar las dificultades en la recuperación de la periferia del euro, donde Portugal parece abocado a un rescate y España supone la mayor preocupación al ser "demasiado grande para ser rescatada". "En mi opinión, sería un error. Creo que el BCE se está precipitando en las subidas", afirma Roubini en una entrevista con la cadena estadounidense CNBC, según recoge Europa Press. "Me temo que Portugal necesitará ayuda del FMI y la UE, pero la mayor preocupación será España, que es demasiado grande para caer, pero también demasiado grande como para ser rescatada", advierte el carismático economista. "Una subida de tipos demasiado pronto por parte del BCE no va a ayudar en nada a ninguna recuperación, que en la periferia de la eurozona es extremadamente anémica". Recordó también que la inflación subyacente -que excluye el alza en el precio de los alimentos y el petróleo- es de cerca de 1%, "bien por debajo del techo de 2 % de inflación", objetivo primigenio del Banco Central Europeo (BCE). El Dr Doom consideró además que en el caso de que el incremento del barril de petróleo vuelva a sumergir a varios países en una recesión, "no es seguro que el resultado fuese un incremento de la inflación sino más bien una tasa de desempleo creciente que limitaría las presiones inflacionistas". "El riesgo de un choque petrolero es mayor sobre el crecimiento que sobre la inflación en los países industrializados", apostilló.

"Hace falta una política monetaria más flexible, un euro más débil y que Alemania retrase su plan de austeridad presupuestario para estimular el crecimiento; de lo contrario no se sostendrá la actividad en los países periféricos.

La conclusión va por el lado de que habría que demorar un poco tanto y tanto ajuste. Posición que comparto.