La búsqueda de la eficiencia no conoce límites y la subida de los precios del petróleo es un motivo de peso para recordarnos que todo es posible en el camino hacia la sostenibilidad.

Si en otras ocasiones hemos tratado en estas páginas el ahorro energético desde el punto de vista del usuario doméstico, tanto en el uso de la energía eléctrica como del transporte, los dos principales focos de contaminación, ahora la eficiencia llega también a infraestructuras de mayor entidad como los puertos.

Las eléctricas Endesa, Enel y el Puerto de Barcelona han firmado la semana pasada un acuerdo para convertir a estas instalaciones en el primer puerto verde de España. El acuerdo tiene como objetivo el estudio y eventual desarrollo de soluciones de eficiencia energética en el entorno del puerto marítimo y de suministro eléctrico desde tierra para los barcos atracados en él.

El acuerdo contempla el estudio de la posible implantación de medidas e infraestructuras para ofrecer suministro eléctrico desde tierra a barcos atracados en el puerto, con sistemas conocidos como On-Shore Power Supply (OPS). Además, incluye el estudio de soluciones de movilidad eléctrica en el interior del puerto, de la instalación y aprovechamiento de energías renovables, de la implantación de iluminación eficiente y medidas de eficiencia energética y de gestión de la demanda eléctrica en las instalaciones del puerto.

El proyecto "puerto verde" en el Puerto de Barcelona busca reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera, una de las prioridades en las que trabaja la Autoridad Portuaria, especialmente sensibilizada en los aspectos medioambientales que afectan a la explotación portuaria y que apuesta por un modelo sostenible y respetuoso con su entorno social y urbano. En este sentido, medidas como las estudiadas en el proyecto representan una solución para reducir las emisiones a la atmósfera que se generan en el puerto, especialmente los óxidos de nitrógeno (NOX) y las partículas en suspensión. El proyecto contribuirá a la consecución de los objetivos marcados en el Plan de mejora de la calidad del aire en la zona metropolitana de Barcelona, desarrollado por la Generalitat de Catalunya, y que cuenta con la implicación de la Autoridad Portuaria de Barcelona.

En este sentido, Enel está trabajando actualmente en el proyecto global "puerto verde" para apoyar el desarrollo de puertos marítimos que reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera: Enel ya ha cerrado acuerdos con los puertos italianos de Venecia, Civitavecchia y la Spezia. Así, gracias al conocimiento en el diseño, construcción y mantenimiento de instalaciones energéticas tecnológicamente innovadoras y ambientalmente sostenibles, la eléctrica ha diseñado una primera solución OPS de suministro eléctrico a barcos desde tierra para el puerto de Civitavecchia, pionera en el mar Mediterráneo.

Vuelos eficientes

Precisamente, dentro de las recomendaciones de la Comisión Europea para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre los estados miembros en un 20 por ciento para el año 2020, se hace hincapié en promover el uso de la electricidad en los puertos, proveniente de la red eléctrica terrestre, por parte de los buques atracados en ellos.

También en el ámbito aéreo se busca una mayor eficiencia mediante los llamados "aterrizajes verdes". El objetivo de este nuevo sistema es ahorrar combustible, reducir las emisiones de CO2 y silenciar el ruido que tanto molesta a los habitantes de las cercanías de los aeropuertos. El Ministerio de Fomento calcula que, mediante esta fórmula, se pueden evitar a la atmósfera entre 300 y 480 kilos de dióxido de carbono, a la compañías aéreas entre 100 y 160 kilos de combustible por vuelo y a las poblaciones situadas a partir de 18 kilómetros de la pista, unos cuatro o seis decibelios.

Un aterrizaje verde se diferencia de uno convencional en que necesita una potencia mínima para realizarse. A 180 kilómetros del destino, el piloto pone los motores al ralentí y desciende planeando. Sólo cuando quedan 11 kilómetros para llegar a la pista se empieza a subir la potencia al avión. A partir de ahí se trata de un aterrizaje cualquiera, y el tiempo de vuelo tan sólo aumenta en un par de minutos. Hoy en día los aviones no descienden de una forma continua, sino a saltos, realizando aumentos de potencia puntuales. El gran problema de los descensos verdes es que aumenta la complejidad del tráfico aéreo, porque los aviones dejan de descender a la misma velocidad. En un principio se probará de noche.

No se trata de la única iniciativa que impulsa los aterrizajes más respetuosos con el medio ambiente. Otros países también los están ensayando. Si triunfan, ayudarán a mejorar la eficiencia energética de un sector, el de la aviación, que es responsable del 2% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.