olera estatal del emirato de Abu Dabi, IPIC, ha firmado un acuerdo con la compañía francesa Total para comprarle el 48,83 % de Cepsa, que, sumada a su participación del 47,06 %, le permitirá controlar el 95,89 % de la segunda petrolera española, sobre la que se verá obligada a lanzar una opa.

La compañía Española de Petróleos (Cepsa) fue la primera petrolera privada española. Se constituyó en 1929, en una época en la que el mercado mundial de petróleo estaba dominado por dos grandes compañías, la estadounidense Standard Oil y la británica Shell, presente esta última en España desde 1920.

El régimen del general Primo de Rivera había creado en 1927 el Monopolio de Petróleos para la Península y Baleares con la intención de implantar una industria nacional en un sector estratégico.

Además otorgó su administración a la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos (Campsa), una situación que redujo el mercado español para las empresas competidoras a Canarias, Ceuta y Melilla.

El impulsor del monopolio, José Calvo Sotelo, ministro de Hacienda, respaldó también la creación de una compañía privada que adquiriera yacimientos y entrara en el refinado de crudo, con el argumento de que al tratarse de una empresa privada encontraría un clima más favorable en el mercado internacional que Campsa.

Así, a lo largo de 1929 un grupo de financieros e inversores, entre quienes destacan los hermanos Recasens, consiguió unas concesiones en el lago Maracaibo y compró la compañía estadounidense Falcon Oil Corp., sociedad que a su vez poseía parte de los derechos de explotación de Lago Oil Corp. en Venezuela.

Según los planes originales, Cepsa debía hacer nuevas compras en Texas y refinar los crudos a pie del yacimiento, en Estados Unidos o en Venezuela. Sin embargo, al final, se optó por construir una refinería en territorio español que, debido a la existencia del monopolio, se ubicó en Tenerife.

El Banco Central contribuyó a la puesta en marcha de Cepsa y desde la década de 1930 es uno de los accionistas de referencia de la petrolera, situación que ha mantenido hasta la actualidad, ahora integrado en el Grupo Santander.

Los comienzos de Cepsa no fueron fáciles, ya que la crisis de 1929 hundió el precio del petróleo y sus derivados y la petrolera española tuvo que hacer frente a una dura competencia en Canarias, sobre todo por parte de Shell. Además, la recuperación iniciada a mediados de la década de 1930 quedó truncada por la Guerra Civil.

Después de la contienda comenzó la búsqueda de nuevos yacimientos, en un contexto de intervencionismo económico y escasez de petróleo.

En la década de 1990 Cepsa lanzó al mercado los primeros lubricantes de producción nacional y los primeros productos petroquímicos aromáticos.

Cepsa vivió una etapa de gran desarrollo en la década de 1960, con un incremento de sus actividades de prospección y la apertura, en 1969, de su segunda refinería en Algeciras (Cádiz), lo que le permitió una mayor diversificación hacia la petroquímica.

En los años siguientes estableció varias asociaciones con otras compañías del sector, que terminaron absorbidas por Cepsa en la década de 1980.

En 1991 adquirió Ertoil e incorporó su planta petroquímica de San Roque (Cádiz) y abrió su tercera refinería en La Rábida (Huelva).

Al año siguiente firmó un contrato con la empresa argelina Sonatrach para repartir la producción de crudo de ciertas zonas que exploraban.

En 1994 descubrió un yacimiento en Rhourde El Khrouf (RKF), que explota desde 1996 y en 1999 consiguió, junto con otras tres compañías, la licencia de explotación conjunta del yacimiento de Ourhoud, también en Argelia.

Tras el fin del monopolio del mercado del petróleo en España, Cepsa adquirió una participación accionarial importante de Campsa.

Cepsa tiene en la actualidad un 14,5 por ciento de la empresa petrolera, que pasó a denominarse Compañía Logística de Hidrocarburos (CLH).

A medida que avanzaba la liberalización, Cepsa llegó a acuerdos con otras compañías del sector. Ipic, la compañía estatal de Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos) y la multinacional francesa Elf Aquitaine, actualmente integrada en Total, entraron en el capital de la compañía petroquímica española en 1988 y 1990 respectivamente.