El jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, consideró hoy que la cumbre de Bruselas dio un paso muy significativo para la fortaleza del euro y la estabilidad financiera, y reafirmó su compromiso con esos objetivos garantizando que España seguirá con reformas previstas como la de las pensiones.

Zapatero, en rueda de prensa al término del Consejo Europeo, vio cumplida su expectativa de que la cumbre diera una señal de unidad para generar confianza ante los problemas de las deudas soberanas y los avatares de la moneda única.

A ello dijo que contribuirá de forma decisiva el mecanismo permanente de resolución de crisis y la correspondiente revisión del Tratado de Lisboa respaldada por los líderes europeos.

También situó en esa dirección la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de duplicar su capital y el apoyo a que se intensifiquen los trabajos para completar en junio de 2011 todos los elementos pendientes de definición del gobierno económico europeo.

Para el presidente del Gobierno, frente a una visión que no era muy ambiciosa años atrás, se está abriendo camino la apuesta por la unidad de las políticas económicas, y puso como ejemplo que ayer, por vez primera, hablaron sobre armonización fiscal aunque fuera sólo en una fase muy inicial.

A su juicio, detrás de todo ello existe la conciencia de que una moneda compartida exige también una política económica compartida en aspectos esenciales como los que tienen que ver con las políticas fiscales, laborales o de competitividad.

De todo ello, hablaron los jefes de Estado y de Gobierno en la cena de anoche, en la que quedó claro que la propuesta de emitir eurobonos no está sobre la mesa en la actualidad.

Zapatero consideró que en este momento hay dos instrumentos "suficientes" para garantizar la fortaleza de las deudas soberanas: las medidas de consolidación fiscal que tiene que adoptar cada país y el compromiso del BCE de apoyar a los países con problemas.

El presidente del Gobierno no tuvo que ofrecer detalles ante sus colegas de las reformas previstas en España, ya avaladas por los socios del euro.

Hoy, ratificó su determinación de llevarlas adelante y desveló algún detalle de la relativa a las pensiones.

Según adelantó, pese a la falta de acuerdo en el Pacto de Toledo, mantendrá que la edad de jubilación aumente de los 65 a los 67 años, pero se incorporarán "factores de flexibilidad razonables" al tener en cuenta circunstancias distintas de los trabajadores, como el tiempo cotizado o el tipo de tarea realizada.

La reforma la ve necesaria porque no cree sostenible que se mantenga la edad real de jubilación en la media actual de los 62,6 años, y, por ello, garantizó que la promoverá "con todas las consecuencias", pese a que reconoció que podía ser más cómodo para él dejar que la decisión se tuviera que adoptar dentro de unos años.

Además, recordó que muchos otros países han elevado ya la edad de jubilación a los 67, como Alemania, con cuya canciller, Ángela Merkel, se ha citado Zapatero el próximo 3 de febrero.

Aprovechando el Consejo Europeo, ambos han acordado que la próxima cumbre hispano-alemana se celebre ese día en Madrid y que en ella estén presentes representantes de los empresarios y de los sindicatos de ambos países.

Zapatero no ve con reticencias que Francia y Alemania puedan tener cierto protagonismo ante determinadas medidas económicas de la UE por la evidencia de su peso entre los socios comunitarios, pero recalcó que el proceso de construcción europea es compartido y las propuestas se debaten entre todos.

El presidente del Gobierno aprovechó la rueda de prensa para defender la salud de las cajas de ahorro españolas y el compromiso de las comunidades autónomas con la reducción del déficit tras las dudas mostradas esta semana por la agencia de calificación de riesgo Moody''s.

En otro orden de cosas, valoró que el Consejo Europeo profundizase su relación comercial con otras áreas regionales ante el convencimiento de que la extensión de ese comercio es fundamental para el crecimiento y la recuperación económica.