El Banco de España ha decidido eliminar siete de sus veintidós sucursales, reduciendo de este modo su organización territorial en las comunidades autónomas en casi una tercera parte, según fuentes de la sección sindical de CCOO en el supervisor bancario.

Entre los centros afectados por el cierre se encuentran las sucursales del Banco de España en Ceuta y Melilla, además de las de Logroño, Pamplona, San Sebastián, Santander y Toledo.

De esta forma, además de las dos ciudades autónomas, cuatro comunidades se quedan sin presencia del Banco de España: Navarra, Cantabria, Castilla-La Mancha y La Rioja.

La decisión, según han explicado a los sindicatos desde el organismo encargado de velar por la estabilidad del sistema bancario español, es "irrevocable", ha sido tomada por la Comisión Ejecutiva del Banco de España y tendrá plenos efectos a partir del próximo 31 de mayo de 2011.

El personal destinado en dichas sucursales, aproximadamente unos 60, se reubicará en otras cercanas y serán principalmente Málaga, Bilbao, Zaragoza y Madrid las que asumirán la mayor parte de los traslados, según informó el servicio de recursos humanos de la institución a los trabajadores.

Fue el pasado martes cuando los sindicatos fueron convocados e informados durante una reunión permanente de la comisión negociadora entre el Banco y las unidades sindicales presentes en la institución, y será el próximo miércoles 1 de diciembre cuando tendrá lugar un nuevo encuentro donde los representantes de los trabajadores aspiran a buscar una solución que al menos contemple prejubilaciones y no sólo el traslado forzoso, partiendo de la base de la postura contraria al cierre de sucursales.

Los movimientos de adelgazamiento de la red del supervisor bancario no se limitan al cierre de sucursales, sino que también han llegado a la sede central del Banco de España en Madrid, donde se ha comenzado la subcontratación de parte del tratamiento de efectivo como modelo piloto para aplicar lo mismo en sucursales, según otras fuentes sindicales.

El Banco estaría, de este modo, vaciando de contenido a las sucursales para, según las mismas fuentes sindicales, intentar llegar a un punto en el que no sean necesarias y poder cerrarlas todas, prescindiendo también de su personal laboral.