El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, avisó ayer a los sindicatos de que no cambiará la reforma laboral pese a la huelga general convocada para el próximo 29 de septiembre, aunque sí se mostró dispuesto a hablar con los agentes de otros temas, como la reforma de los Servicios Públicos de Empleo o del sistema de pensiones.

Así lo puso de manifiesto Zapatero en una rueda de prensa con el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, en la que puso de manifiesto una vez más el respeto que le producen las "opiniones, las críticas y las discrepancias" relacionadas con la reforma laboral.

"Siempre he intentado que se viera como algo real que acepto bien las críticas", señaló el jefe del Ejecutivo, para quien "lo más conveniente", en estos momentos, es pasar de las críticas al debate "sobre los contenidos".

Aún así, aseguró que el Gobierno "por supuesto" que mantendrá la reforma, "mucho más una vez que ha sido aprobada por el Parlamento". "La agenda de la reforma se va a cumplir", indicó, tras explicar que son la economía española y el mercado de trabajo los que necesitan estos cambios.

"Y hay que hacerlos ahora, si no es así, no saldremos con fuerza", ha añadido el jefe del Ejecutivo, para quien algunos sacrificios son necesarios para garantizar "el bienestar de mañana", motivo por el que el Gobierno "cumple con su responsabilidad" aceptando, "como es lógico", las críticas. Según Zapatero, "nadie" puede estar contento con el actual marco de relaciones laborales y la reforma es "necesaria" para dar flexibilidad a las empresas.

Precisamente ayer, el BBVA mejoró ligeramente las expectativas para el tercer trimestre de 2010 y señaló que no se observan indicios de una recaída significativa del PIB, que podría tener un crecimiento intertrimestral de entre una y dos décimas.