El hecho de que con frecuencia se ligue la destrucción de empleo que sufre el Archipiélago al déficit de formación de buena parte de los trabajadores isleños hace que el discurso de José Domingo Martín Espino, que acumula más de 30 años de experiencia en este campo al frente del Instituto Canario Superior de Estudios (ICSE), adquiera mayor relevancia. Su análisis es contundente: "Tenemos cerca de un 30% de paro en Canarias, el triple que la media europea. Y el 80% de los desempleados no tiene cualificación profesional. Es una de las causas de la pérdida de puestos de trabajo".

La Fundación Canaria ICSE, remarca su presidente, fomenta la "proactividad" de los canarios. En este sentido, advierte de que "aunque mejore la economía y emerjan empresas en las que el conocimiento sea fundamental, si no mejora la formación de los trabajadores locales habrá que importar personas preparadas". Por ello, no conviene recortar fondos públicos en este campo: "Complicaría aún más la salida de la crisis y comprometería la recuperación".

Para Martín Espino, el argumento del cambio de modelo productivo, que se ha instalado en el alegato político, supone "un reto", en tanto que la realidad sigue siendo la de una economía "del ladrillo y los servicios". Avala ese camino "hacia la innovación y la utilización de recursos más especializados", pero subraya que requerirá "trabajadores con una formación polivalente; los cambios económicos obligan a replantearse todo, y uno no se puede agarrar al oficio que aprendió o heredó".

Como experto en detectar qué lagunas formativos pueden cubrirse desde el ámbito privado, señala como nichos de empleo "el sector turístico cualificado, que no se base sólo en sol y playa, sino que dé valor añadido y especialización, y la proyección en África, pues el canario está llamado a dirigir el desarrollo de nuestros vecinos; ahí será vital el dominio de idiomas y nuevas tecnologías para llevar desde aquí los negocios".

Además, hace hincapié en que la actualización de la formación y de los itinerarios profesionales "atañe tanto a quienes tienen empleo, pues les dará más posibilidades de mantenerlo y mejorará su cualificación, como al desempleado, pues es el instrumento ideal para conseguir un puesto de trabajo".

Ésta es una de las máximas del también fundador de ICSE, allá por 1979. "La formación supone el tiempo mejor invertido y la inversión más rentable. En una situación de desempleo es imprescindible desarrollar otros conocimientos, que multiplican las opciones de encontrar trabajo". Los beneficios para las empresas también los tiene muy presentes: "Que sus empleados adquieran nuevos conocimientos aumenta su competitividad y productividad".

La formación bonificada es uno de los grandes programas de ICSE. "Es interesante porque no todas las empresas, por desconocimiento o falta de sensibilización, aprovechan estas deducciones en la Seguridad Social". El Instituto oferta cursos especializados por sectores, fundamentalmente por vía telemática, más cómoda para los trabajadores.

También imparte cursos gratuitos del Servicio Canario de Empleo, por los que han pasado este año más de 1.000 alumnos, la mayoría de colectivos de difícil inserción laboral. Un 10% de ellos ya ha encontrado empleo. Además, se ha especializado en postgrados, como delegación de la Universidad Alfonso X El Sabio, oposiciones y grados medios y superiores.

Demanda creciente

Esa oferta, que incluye más opciones, afronta una creciente demanda por la crisis, apunta Martín Espino. "Hemos notado un repunte en los programas para desempleados. En años anteriores costaba cubrir los cursos aunque fueran gratuitos, pero en éste hemos hecho una selección, puesto que la demanda era superior al número de plazas. Asistimos a una concienciación de que la formación es básica para el mercado de trabajo, lo cual redunda en el aprovechamiento de los cursos; el número de alumnos dispuesto a hacer prácticas, que siempre han sido voluntarias, ha aumentado también".

Precisamente dotar de vocación práctica la formación es otra de las patas en las que debe apoyarse la revisión del modelo canario de crecimiento. "La empresa valora el contacto con el mundo productivo. Sin él -advierte-, no hay un verdadero aprovechamiento de cursos de postgrado, por ejemplo. Nuestra apuesta es por una formación más profesional que universitaria, y por aumentar el contacto de los universitarios con el mundo empresarial".