Canarias debe analizar detenidamente si le conviene erigirse en zona fitosanitaria diferenciada. Así lo considera el director del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), Manuel Núñez, que aboga, en lugar de por una declaración integral, por realizar controles específicos de cada plaga vegetal o enfermedad animal.

Núñez, en una entrevista concedida a este periódico con motivo de su visita a Tenerife para participar en el IX Encuentro del Sistema de los INIA de Iberoamérica, señala que las inspecciones fitosanitarias "dependen de cada tipo de plaga o enfermedad, porque no se puede tratar por igual a todas. Hay que ir a una evaluación caso por caso para, si se toma una medida, no arrepentirse al cabo de un año de haberla tomado".

El Gobierno de Canarias, cabe recordar, tiene firmado un protocolo con el Estado desde mediados de la década de los 80 para que se considere al Archipiélago zona fitosanitaria diferenciada, pero los controles pactados siguen sin ser todo lo eficientes que los agricultores isleños demandan. La actual consejera autonómica del área, Pilar Merino, también ha reiterado la necesidad de estrechar la vigilancia y activar excepciones fronterizas en las Islas.

La lucha contra las plagas es, precisamente, una de los campos que más proyectos financiados o ejecutados por el INIA absorbe, recuerda su director: "El Instituto desarrolla proyectos que tengan interés nacional, como los relacionados con enfermedades y plagas, que se abordan con el objetivo de que beneficien a toda la economía agraria del país".

Núñez recalca que la investigación en este campo debe tener "una orientación y una clara finalidad. No se trata de algo básico que pueda tener utilidad dentro de diez o veinte años, sino de una aplicación que sirva para resolver un problema real, por ejemplo, una enfermedad que ha entrado en España o esté a punto de hacerlo desde el norte de África".

En ese sentido, recuerda que España, "por su situación geográfica, actúa en cierto modo como centinela de la Unión Europea. A ésta le interesa tener una barrera, unos mecanismos de defensa" contra posibles plagas.

También pone de relieve la importancia de preservar los cultivos tradicionales como medida de control fitosanitario. Por ello, muestra su "apoyo total" al proyecto Agricomac y su antecesor, el Germobanco Agrícola de la Macaronesia, en los que se ha implicado Canarias.

"La preservación de los recursos genéticos es una finalidad que no se puede abordar de manera aislada, sino coordinada, pero a la vez trabajando localmente. No tiene sentido -añade- hacer un único banco mundial; hay que ir trabajando en distintos escalones y en cada uno de ellos conservar lo más valioso del anterior para tener muestras duplicadas y evitar pérdidas. Toda actividad que contribuya a la conservación de recursos fitogenéticos, zoogenéticos o microbianos es de utilidad tarde o temprano", resume el director del INIA.

Asimismo, Núñez destaca la importancia de apuntalar la seguridad alimentaria frente al cambio climático. Éste fue uno de los asuntos prioritarios del encuentro interregional que lo trajo esta semana a la Isla. "Está claro que se pueden perder especies de interés agrícola o de interés para la biodiversidad. Está ocurriendo, por ejemplo, en los Andes, donde el cultivo de la papa va subiendo de altitud; variedades habituales a 800 metros hay que elevarlas a 1.000 para que sean productivas y económicamente rentables. Y para garantizar el suministro de alimentos hay que introducir nuevas variedades".

Otro de los puntos clave del foro celebrado en La Laguna fue cómo asegurar la citada seguridad alimentaria en un previsible contexto de escasez de recursos, para lo que el responsable del INIA aboga también por la coordinación internacional. Preguntado por el anunciado recorte -o, como mínimo, congelación- de los fondos para investigación y desarrollo (I+D) en España, asegura que "aunque fuera una merma del 2 ó 3%, no repercutiría negativamente".