Representantes de los gobiernos e instituciones de la Unión Europea (UE) se reúnen esta tarde para extraer las lecciones de la crisis griega y debatir reformas en las reglas de su joven unión económica y monetaria que aseguren su supervivencia.

Este es el objetivo de la primera reunión del grupo especial creado en marzo por los gobernantes de la UE y cuya dirección confiaron al presidente del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy.

Integrado en su mayoría por los propios ministros de Finanzas, que se han reunido de forma casi continua desde que estalló la crisis de la deuda griega, el grupo tendrá ante sí, de aquí a octubre, una agenda muy delicada.

Para empezar, barajan el endurecimiento del Pacto de Estabilidad, que fija las normas europeas de disciplina presupuestaria y que no ha impedido el hundimiento de las finanzas públicas en Grecia, origen de la emergencia por la que atraviesa ahora la Eurozona entera.

Entre las medidas sobre la mesa figuran propuestas inconcebibles hace diez años, como que la Comisión Europea (CE) examine los proyectos de presupuestos nacionales antes que los parlamentos respectivos, o la suspensión de las ayudas europeas o incluso del derecho de voto de un Estado miembro con déficit excesivos recurrentes.

Alemania, principal motor de la unión monetaria y principal prestamista a los planes de rescate acordados recientemente para Grecia y los socios más frágiles de la zona, presentará una serie de medidas muy estrictas.

Según los medios alemanes, el plan contempla el sometimiento de los programas de estabilidad a una verificación severa e independiente por parte del Banco Central Europeo (BCE) o de un círculo de institutos de investigaciones económicas independientes.

Además, exige que todos los países de la zona euro se comprometan a anclar de manera vinculante en sus respectivas legislaciones las reglas preventivas del pacto de estabilidad y crecimiento.

Alemania plantea que aquellos países que no se atengan a las directrices para la reducción del déficit público sean castigados con la suspensión temporal de las ayudas estructurales de la UE.

También sugiere que los Estados que, como en el caso de Grecia, violen flagrantemente las reglas de juego de la Unión podrían llegar a perder su voto en el Consejo de la UE por lo menos durante un año.

El plan alemán contempla como último recurso un proceso de insolvencia ordenada para los países que se encuentren en estado de quiebra práctica.

La reunión de los Veintisiete, a la que asistirá la vicepresidenta segunda del Gobierno español, Elena Salgado, y un representante del BCE, se produce cuando han vuelto a surgir diferencias sobre la gestión más inmediata de la crisis.

Alemania tomó esta semana, aparentemente sin consultar a los socios, la decisión de prohibir las ventas al descubierto de deuda pública de los países de la zona del euro, los seguros de impago de esa deuda (Credit Default Swaps) y las acciones de diez bancos y empresas de servicios financieros alemanas, hasta el 31 de marzo de 2011.

Por su parte, la CE presentó el 12 de mayo pasado su propia contribución al debate encaminado a prevenir futuras crisis.

Las iniciativas que defenderá el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, incluyen, además del endurecimiento del Pacto de Estabilidad, tanto en la parte preventiva y como la sancionadora, una mayor consideración de las divergencias de competitividad entre los socios.