Distintas bodegas de Canarias se han unido por primera vez para mejorar su competitividad y presentar una oferta amplia en Estados Unidos, de tal forma que la producción canaria estará presente en puntos de distribución de Los Ángeles, San Francisco, Pórtland, Seattle, Chicago y Nueva York.

Según informó en un comunicado la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, más de 500 cajas (unas 6.500 botellas) de diferentes tipos de vinos canarios (desde los tintos tradicionales, a los de maceración carbónica y los vinos de malvasía), de las bodegas Viñátigo, Bermejo, Monje, Tajinaste, Tierras de Aponte, Frontón de Oro y Carballo, salen hoy con destino a Estados Unidos, un mercado potencial de unos 300 millones de habitantes.

Estas acciones promocionales, que están abiertas a la incorporación de nuevas empresas de todo el Archipiélago, cuentan con la participación de la Sociedad Canaria de Fomento Económico (Proexca), el apoyo logístico de la empresa pública Gestión del Medio Rural de Canarias y el Instituto de Comercio Exterior (ICEX), así como la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife.

La iniciativa surge del Consorcio de Exportación Vitivinícola de Canarias y ha sido posible gracias a la reciente modificación del Programa de Opciones Específicas por la Lejanía e Insularidad de Canarias (POSEI), que incluye ayudas a la exportación que mejoran la competitividad de los vinos isleños.

Entre los principales obstáculos para la comercialización de los vinos del Archipiélago, los estudios sobre el consumo apuntan al alto coste de su transporte a la península y el "falso prejuicio de algunos consumidores respecto a su precio".

Con el fin de compensar esos costes, se ha impulsado la reciente reforma del POSEI, que incrementa considerablemente la cuantía de la ayuda para el mantenimiento de viñedos desde 600 euros por hectárea a 1.650 euros.

Además se crean dos ayudas destinadas a la transformación y embotellado de vinos de calidad y a su comercialización.

Añade el comunicado que el mercado norteamericano, muy complejo y exigente, demanda gran cantidad de requisitos formales relacionados con el etiquetado del producto, licencias específicas e intermediarios autorizados que se responsabilicen de los vinos en destino, así como una producción estable y suficiente que garantice que siempre habrá vino canario para abastecer el mercado.