El banco estadounidense Goldman Sachs considera que no hay que preocuparse por el sistema financiero español mientras las dos grandes entidades, el Santander y el BBVA, sigan estando sanos y mantengan su fortaleza, porque así podrán contribuir incluso a rescatar a las cajas que presenten problemas.

En su último informe económico recogido hoy por Efe, la entidad destaca el "excelente estado" de los dos grandes bancos y su diversificación de negocio, que les permite seguir obteniendo importantes resultados, pero también presta atención a las cajas de ahorros y a la necesidad de reordenar el sistema financiero.

Coincide con el Banco de España en que no todas las cajas son iguales, pero advierte de que algunas pueden sufrir problemas si no recuperan el dinero prestado al sector inmobiliario o los activos que poseen en cartera pierden buena parte de su valor.

El argumento de Goldman Sachs es que el sector privado está muy endeudado y las inmobiliarias deben el 45% del PIB, por lo que parte de ese dinero son "pérdidas latentes" que tendrán que ser reconocidas con el tiempo.

Cuando eso suceda, el Gobierno tendrá que recapitalizar parte del sistema financiero y ello aumentará la deuda pública, aunque por el momento se mantiene veinte puntos por debajo de los niveles medios del resto de países de la UE.

Pero hay que tener en cuenta también que los bancos sanos (en general) podrían estar dispuestos a comprar las franquicias de depósitos y las redes de distribución de determinadas cajas.

En cualquier caso, Goldman Sachs elogia el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) creado por el Gobierno para facilitar las uniones de entidades y el compromiso del jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, con el líder del PP, Mariano Rajoy, para acelerar las fusiones.

En cuanto a la estimación de recursos del FROB que podrían ser utilizados, el banco estadounidense piensa que "en el peor de los casos", duda que fueran necesarios más de 100.000 millones, prácticamente la capacidad de endeudamiento del fondo.

Sobre la crisis griega, advierte de que podría tener un "impacto negativo adicional" en el sistema bancario español, no por su exposición directa al país, que es mínima, sino porque un deterioro de la situación helena podría llevar a un cierre eventual de la financiación mayorista de los mercados, como pasó a finales de 2008 y principios de 2009.