HACE POCOS días, Miguel Ángel González Suárez, presidente de la Federación de Centros de Iniciativas y Turismo de Tenerife, publicaba en estas mismas páginas de EL DÍA un importante artículo de opinión sobre la posible compra de un paquete de acciones de la compañía aérea Spanair por parte de instituciones canarias, llámense públicas, privadas, empresariales o simplemente personas físicas de estas maltratadas y hermosas islas.

No podía ser más oportuno el comentario cuando se ha publicado, también recientemente, la visita de altos personeros de esta compañía a Tenerife con el fin de ofrecer esta posibilidad, hecho que ocurrió con una relevante reunión con distintos dirigentes empresariales y políticos de la isla.

No tenemos todavía noticias sobre cómo se está llevando el tema, y nuestro comentario va simplemente a retomar unos postulados que hemos tenido siempre presentes, dentro de las distintas ocasiones en que hemos participado de alguna manera -siempre desde el punto de vista privado- en aportar soluciones a la estrategia que se debe seguir para consolidar el sector turístico en Canarias.

Una compañía aérea vinculada estrechamente a ese consolidado desarrollo no es simplemente una oportunidad más para el turismo en las Islas: es una urgente necesidad. Así de claro y contundente para quienes lo quieran entender. Si esa compañía se trata de Spanair, que ha sido comprada en su mayoría de acciones por la Comunidad catalana, creemos que no podíamos encontrar mejores socios.

De todos es conocida la capacidad empresarial de los catalanes, y no debe ser una casualidad que en un tiempo relativamente corto, cuando se han tomado en serio el tema del turismo, se hayan colocado a la cabeza de todas las comunidades españolas? sin necesidad de tener 365 días de sol y playas.

Cuando, hace diez años, escuchábamos al director general del Turismo de Cataluña, en una brillante intervención ante un escogido auditorio, en la Organización Mundial de Turismo, no dudamos un instante en que sus proyectos llegarían a buen fin. Hoy Cataluña está consolidada como la primera región española como destino turístico. Estos son los empresarios político-privados que nos proponen integrarnos en su organización.

Ahí, ante ese escenario del turismo mundial y su estrategia de movimiento, Cataluña ha tenido muy claro que una de las principales necesidades para consolidar sus estructuras turísticas era disponer de una compañía de transporte aéreo vinculada estrechamente a su comunidad para garantizar la llegada de los millones de turistas que buscan afanosamente nuevos y variados destinos, en un mundo en el cual ya la famosa "fidelidad" está más que obsoleta. Quien conoció Machu Pichu, quiere ahora conocer las cataratas de Iguazú, o las pampas argentinas, lo mismo que quien visitó París, ahora quiere ir a Roma? Quizás estemos dando demasiadas claves sobre el turismo que está ahí, que no es el que viene, y del que muchos de sus gestores todavía no se han enterado debidamente, como era su obligación y para lo cual se les paga, a muchos con dineros públicos.

Asociarse a Spanair es una necesidad para toda Canarias. Repetimos: no encontraremos mejores socios ni elementos con un sentido empresarial mejor desarrollado. Su capacidad de gestión está más que demostrada a través de los años. Lejos quedarán los fallidos intentos de crear esas compañías aéreas canarias faltas de los apoyos necesarios, o los intentos inoportunos de una compañía de andar por casa intentado traernos visitantes de París o Milán sin los consiguientes estudios técnicos ni los conocimientos necesarios.

Estamos ante una ocasión histórica ante la cual es absolutamente necesario "echar el resto" si es que queremos consolidar nuestro turismo, el cual -no podemos obviarlo- es nuestra principal fuente de riqueza, si bien no se ha sabido gestionar -ni se sabe- su desarrollo como es debido, complementándolo con acciones en los sectores agrícolas e industriales que generen las suficientes actividades económicas para que la sociedad canaria no tenga que depender de importaciones que en muchos casos son hasta ridículas. Por poner un simple ejemplo: ¿cómo es posible que en el mercado canario se vendan más de diez marcas de agua común?

Nos asombramos muchas veces al presenciar cómo en las comidas que se sirven a bordo de los aviones que parten de las Islas todos sus productos son de origen extranjero. Para no extendernos, ni el agua es de Canarias. ¿Nadie es responsable de esto?

¿Vamos a seguir igual? ¿Seguiremos dependiendo de los que se llevan las ganancias, los intereses y el capital? ¿Dónde está nuestra participación en los touroperadores turísticos?

Cuando el movimiento del turismo en el mundo lo mandan los aspectos sociológicos de una sociedad cambiante, expertos mundiales con los más amplios conocimientos estudian la situación asesorando a las grandes compañías, que son quienes encauzan las distintas corrientes que el gran turismo genera. Vivir de espaldas a esta realidad es sencillamente vivir en otro mundo. No buscar la solución de la estabilidad en la consolidación del turismo en los destinos en que se depende de él, económica y socialmente, es lo que se llama "jugar con fuego". Claro está que esto es tarea de políticos y empresarios, que son los que tienen la más absoluta responsabilidad en el tema.

En unos momentos en los cuales se vive una tremenda crisis en el sector económico mundial, las acciones inteligentes son las que validarán aquellos destinos que sepan tomarlas adecuadamente y a su tiempo. Integrarse en una compañía aérea con sólida presencia en el mercado mundial no es precisamente una broma. Hay que tomárselo muy en serio.

Asociarse a Spanair es una necesidad más que urgente. Esperemos.

* Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. OMT