España se opone frontalmente al establecimiento de un supervisor financiero único para toda la Unión Europea (UE), aunque sí está a favor de armonizar las normas regulatorias y de poner en marcha un nuevo órgano para vigilar la estabilidad del sistema, que emitiría alertas en caso de riesgo.

El vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, resumió así la posición española en el debate sobre el futuro del modelo de supervisión comunitario mantenido por los ministros de Finanzas de la UE (Ecofin), reunidos ayer en una sesión informal en Praga.

Los Veintisiete discutieron por primera vez las propuestas del grupo de expertos liderado por el ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Jacques de Larosière para avanzar hacia un sistema de supervisión más integrado.

Los expertos plantean, además del dispositivo de vigilancia de riesgos sistémicos, apoyado en la estructura del Banco Central Europeo (BCE), la creación de tres nuevas autoridades europeas para la supervisión del sector bancario, asegurador y bursátil.

Por otra parte, Solbes reconoció que la situación de la economía española "no es buena", pero destacó que, si se compara con los demás países comunitarios, "no estamos en la peor situación de Europa".

Subrayó que en el último trimestre de 2008, España tuvo "los resultados menos negativos" de la eurozona.