La distancia futbolística entre el Huesca, líder de Segunda, y el Tenerife es la que se vio sobre el césped ayer. El espejo en el que mirarse, otro conjunto que jugó "playoff" la pasada temporada, pero con tres millones de euros de tope salarial menos, resulta cruel. Se ve un equipo hecho, cerca del máximo de sus prestaciones potenciales, con confianza en lo que hace y una identidad muy definida. Todo lo contrario que los blanquiazules. Ya no es cuestión de un dibujo táctico, un planteamiento adecuado o de que jueguen unos u otros. Se trata de sentarse delante del televisor a ver un partido del Tenerife sabiendo lo que nos vamos a encontrar. Y eso se da en muchos equipos, pero no en el de Martí. Como responsable directo, la solución está aún en su mano. Pero el margen se va consumiendo y el debate sobre la conveniencia de mantenerlo en el banquillo es ya viral entre la afición tinerfeña.

@juanjo_ramos