No es de recibo que el Tenerife ofrezca esta imagen en su quinta comparecencia como visitante. La diferencia con respecto la versión que ofrece en el Heliodoro es brutal. En su feudo lleva el control del partido, lo dirige hacia sus puntos fuertes, genera un sinfín de ocasiones, anula por completo al rival y saca adelante los partidos con cierta solvencia (tres victorias y un empate).

A domicilio, es un equipo incapaz de llevar a la práctica el plan diseñado, superado en cada duelo individual y falto de intensidad o valentía para asumir el protagonismo. Por si fuera poco, desde que va a remolque (le ha pasado en cuatro de sus cinco encuentros), se le hace un mundo coger el balón y moverlo con celeridad y precisión para doblegar al rival. Queda mucho para ser un candidato. Para tener la misma identidad dentro que fuera. Para ser fiable. Lo bueno: hay materia prima.

@juanjo_ramos