Lewis Hamilton (Mercedes) añadió presión al alemán Sebastian Vettel (Ferrari) al recortar a siete puntos su ventaja al frente del Mundial de Fórmula Uno, tras ganar ayer el Gran Premio de Bélgica, en Spa-Francorchamps, la "pista talismán" de Michael Schumacher, homenajeado por su hijo Mick en los prolegómenos de la carrera.

Daniel Ricciardo (Red Bull) le supo sacar partido a la entrada en pista del coche de seguridad que convirtió en una carrera a once la prevista inicialmente a 44 vueltas, en la que el Carlos Sainz (Toro Rosso) sacó otro punto, al acabar décimo; y Fernando Alonso volvió a sufrir el lastre del motor Honda de su McLaren, antes de abandonar en el vigésimo sexto giro.

Alonso avanzó tres puestos al exhibirse en la primera curva, tras superar al alemán Nico Hülkenberg (Renault) y a los dos Force India del mexicano "Checo" Pérez y el francés Esteban Ocón, que instantes después se volvían a tocar, evitando por muy poco una situación peor. Algo que repetirían casi treinta vueltas más adelante, saliendo perjudicado el tapatío -retirado a falta de dos vueltas- y que provocó la entrada en pista del "safety car", que animó los instantes finales de la prueba.

La primera mitad de la carrera dejó las sanciones, de diez y cinco segundos, por acciones antirreglamentarias, a Kimi y a "Checo", respectivamente. Y al ecuador de la misma, tras 22 vueltas, se llegó con Hamilton liderando con 1,7 segundos sobre Vettel y Bottas tercero, a 7.4. Tras otra carrera para el olvido en su tercer año seguido de tristezas en McLaren -la segunda escudería más laureada de la F1- Alonso abandonó.

Un "safety", que se fue tras la vuelta 33, abrió una nueva carrera, a once vueltas, en cuya reanudación Vettel lanzó un brutal ataque a Hamilton, que resistió la embestida de Seb y acabó pilotando a meta su quinta victoria del año.