El 7 de junio de 2015 está grabado a fuego en la memoria de Pablo Machín, una decena de los jugadores de la actual plantilla y toda la afición del Girona. En el minuto 89 del encuentro que disputaba ese día ante el Lugo, que nada más allá de la honra se jugaba en el envite, empató Pablo Caballero y regaló el ascenso directo al Sporting. Lo rozaban con la yema de los dedos y se escapó a escasos segundos para el final.

Luego vendría el fatídico "play-off" contra el Zaragoza, en el que empezaría ganando 0-3 en La Romareda y se "dejaría" remontar al caer en casa por 1-4 en la vuelta. Fue un partido extrañísimo, en el que los aragoneses ya habían igualado la eliminatoria antes del descanso y acabarían remontándola.

Ese fue el intento más cercano al ascenso del cuadro catalán, pero no el único. En la temporada 12-13, se plantó en la jornada 38 como segundo clasificado con dos puntos de diferencia sobre el Villarreal y la perspectiva de la decisiva visita a El Madrigal. Perdió 4-1 y tuvo que conformarse con el "play-off". Tras superar al Alcorcón, se topó con un Almería que le ganó los dos encuentros (0-1 y 3-0). Ese año fue Rubi, el actual entrenador del Sporting de Gijón, el que se quedó con la miel en los labios.

Pero no hay que irse tan lejos para ver otra oportunidad desaprovechada por el Girona. El curso pasado, quizás afectado por el golpe de la 14-15, empezó mal y tuvo que remontar hasta acabar cuarto ganándose un puesto en el "play-off". Superó entonces al Córdoba con cierto sufrimiento. Perdió 2-1 en el Arcángel y remontó en Montilivi ya en la prórroga ante un rival con diez (3-1). El factor campo ayudó y lo iba a tener a su disposición ante Osasuna. Firmó el mismo resultado en la ida (2-1), pero esta vez no remontó.

La ventaja con el tercer clasificado parecía romper la maldición hace tres jornadas. Eran 11 sobre el Cádiz y 12 sobre el Tenerife, pero tres derrotas consecutivas han reducido esa diferencia a 6 puntos sobre los insulares. El fantasma de otra decepción recorre ya el cuerpo de los aficionados gerundenses.