El destino iba a traer a Iñaki Sáenz Arenzana (La Rioja, 29/4/88) al Tenerife tarde o temprano. El club intentó, sin éxito, su fichaje el verano pasado e insistió el pasado mes de julio, esta vez para incorporarlo a la plantilla con un contrato de dos años de duración.

¿Cómo están tras el debut?

Lo mejor que nos podía pasar es que, esta semana, el partido es el viernes. Cuando pierdes y no te salen las cosas como quieres, lo ideal es que llegue pronto el siguiente encuentro para resarcirte.

¿Qué pasó en Córdoba?

El equipo no entró bien y esas malas sensaciones se fueron contagiando durante todo el partido. No supimos ser nosotros mismos ni hacer una buena actuación.

Le pitaron un penalti. ¿Lo fue?

Lo he visto varias veces y sigo pensando que no fue. Me pareció en el momento y, viéndolo repetido, lo mantengo. Los dos estábamos forcejeando y nos caímos. El asistente me dijo que pitó la última acción de ese forcejeo.

¿Entran dudas por un inicio así?

No. Todos los equipos nos pondrán las cosas complicadas y el Córdoba es uno de los que estarán arriba. Jugamos en un campo difícil. Estamos un poco decepcionados, pero, más que nada, por la imagen que dimos. No nos reconocimos. Por eso tenemos muchas ganas de que llegue el próximo partido. No miramos atrás; solo al Sevilla Atlético. Queremos hacerlo bien.

¿Qué tal le va en el club?

Me estoy sintiendo muy a gusto con la gente, con el equipo, con la Isla... Espero seguir así toda la temporada y hacer un buen papel.

¿El club es como esperaba?

Sí. Ya había hablado con Saúl (García) y me dijo que el grupo era muy bueno. Tenía razón. La gente nos ha acogido muy bien a todos y nos lo han puesto más fácil. Luego, en lo futbolístico, hay gente con mucha calidad y espero que, con los nuevos que hemos llegado, podamos dar un poco más.

¿Es un club diferente en algo a los que ya conocía?

Cuando vas a un club histórico, la gente te exige mucho. Aquí se nota esa exigencia. La afición quiere que el Tenerife vuelva al lugar que merece. Y espero que hagamos buenos partidos para que el público se ilusione y podamos pelear por un objetivo bonito.

¿Cómo se imagina la Liga?

No me gusta decir que vamos a ascender o seremos los mejores.

Pero tendrá sus aspiraciones.

Son máximas. Todos los clubes quieren subir. Lo ideal es estar arriba y, sobre todo, hacerlo muy bien en los dos últimos meses.

Usted viene de vivir un ascenso con el Alavés. ¿Cuál es el secreto?

La clave es eso que está tan de moda ahora, pensar en el día a día. Hacer lo contrario, es equivocarse. En Vitoria fue así. Nadie confiaba en nosotros ni pensó que íbamos a llegar al final con opciones. Cuando estuvimos arriba tampoco nos hicimos mayores películas, porque la gente no creía en nosotros. Eso nos hizo aún más fuertes.

¿Por qué no siguió en el Alavés?

Existía una cláusula en el contrato que le daba al Alavés el derecho a renovarme. En un principio me dijeron que me iba a quedar. Luego, por circunstancias del mercado, me indicaron que no. Busqué una salida y me salió la oferta del Tenerife. Hablé con Saúl y con Alfonso (Serrano), y entre los dos me mostraron lo bueno que es este club y me decidí. Estoy contento con la decisión que tomé.

¿Tuvo mucho dónde elegir?

Tuve varias opciones, pero al ver la segunda vuelta del Tenerife en la temporada pasada y las sensaciones que transmitió, me decanté. Eso fue lo que más me convenció.

¿Tanto?

Hay muchos clubes con nombre, pero transmiten otras cosas. El Tenerife acabó la Liga dando buenas sensaciones y eso es algo que tienes en cuenta. Además, Martí lo hizo bastante bien y se nota que tiene las ideas muy claras.

Al estar dentro, ¿entiende por qué se produjo esa reacción?

No sé qué pasó en el club para que se produjera semejante cambio. Pero sí he visto que el míster hace las cosas con mucha naturalidad. Se nota que fue futbolista hasta hace nada. Eso ayuda.

No fue la primera vez que el Tenerife se interesó en usted.

Lo intentó el verano pasado. Me llegó una oferta, pero no pude salir del Racing por unos problemas que tuve allí. No se pudo hacer nada.

Siguió en el Racing en Segunda B, pero apenas jugó. ¿Qué pasó?

Aparte de estar lesionado durante un mes, sufrí una recaída y tuve problemas con el entrenador (Pedro Munitis) porque se dejó llevar por gente que no tenía nada que ver con el fútbol. Hasta dejaron de pagarme. Por todo eso decidimos que acabase la relación.

Entonces, tuvo claro que la solución era cambiar en enero.

Fue en diciembre, más que en enero, porque el Racing dejó de pagarme en noviembre solo a mí. No se puede seguir una relación cuando las dos partes no quieren. Cerramos una cesión al Alavés hasta el final de la Liga, pero acababa contrato con el Racing en junio.

El final no fue grato, pero en el Racing vivió otros días felices.

Por ejemplo, el ascenso a Segunda A con todos los problemas extradeportivos que sufrimos, como aquel plante en la Copa. Luego, la temporada en Segunda fue muy buena en lo personal, porque jugué 41 de los 42 partidos, pero acabó mal. Bajamos en la última jornada por un gol que marcó Osasuna en el último minuto. Luego pensé que iba a poder salir del club tras el descenso, pero tuvimos problemas con algunas cláusulas del contrato y me quedé. Estoy muy agradecido a la afición del Racing. Parte de lo que soy, se lo debo al Racing.

Con el Racing jugó en el Heliodoro. ¿Había estado antes en la Isla?

Solo vine esa vez. Perdimos (1-0) por un penalti de Saúl sobre Suso. Lo primero que le dije a Saúl cuando firmó con el Tenerife fue que le recordara a Suso aquella jugada. Él se reía, pero bueno... Esa temporada se nos fueron demasiados puntos por detalles y descendimos.

Siguiendo con su pasado, sus inicios nos llevan al Logroñés.

El auténtico Logroñés ya no existe. Se crearon dos en su día, la Sociedad Deportiva, que está en Tercera, y la Unión Deportiva, que es en la que estuve yo y que está en Segunda B. Allí empecé a prueba en el verano de 2009 y, al final, el último día me dijeron que me quedaba. La primera temporada jugué muchos partidos y me sentí muy a gusto. El club lleva dos promociones seguidas. A ver si hay suerte y logra subir a Segunda. La ciudad de Logroño lo necesita.

¿Usted es de la capital?

De Calahorra, que está a 25 minutos de Logroño. El CD Calahorra está en Tercera y espero que consiga subir a Segunda B. Lo ideal sería eso, pero también que nosotros ascendamos a Primera y que el Logroñés pase a Segunda A.

¿Empezó en ese equipo?

Con 15 años comencé a jugar en Tercera. Luego estuve en el juvenil del Zaragoza y volví al Calahorra para irme luego al Logroñés.

¿Quién definió su puesto?

Jugaba de extremo, pero empezaron a ponerme de lateral en el Calahorra. Al llegar al Logroñés, me cogió Josip Visnjic y me dijo: "Tú, de lateral". Al principio me puse de morros, como todos, pero le fui cogiendo el gusto.

¿Es más lateral que extremo?

En el Racing jugábamos en la banda izquierda Saúl y yo, y nos íbamos cambiando. El míster nos decía que decidiéramos cuándo uno se quedaba arriba y el otro abajo. Nos llevábamos muy bien.

¿En qué puesto se siente mejor?

Aquí estoy jugando de lateral, pero me encuentro cómodo en las dos posiciones, y el míster lo sabe.

Elija: una asistencia o un gol.

Mi familia me dice que tire más a puerta, pero me siento cómodo centrando. Así, la alegría es doble, das el pase y llega el gol. Si tengo que poner diez centros para que el equipo marque y yo no anoto, perfecto. No tengo problemas.

Martí ha dicho que lo tiene en cuenta para las faltas directas.

En todos los equipos he sacado faltas y córners. Puede contar conmigo. Me alegro de que dijera eso.