La selección española y Andrés Iniesta, admirado por todos en la primera jornada de la Eurocopa 2016, avistan los octavos de final, entre la buena versión del lunes y el déficit de gol, ante Turquía y Arda Turan en el estadio de Niza, donde el triunfo le dará el pase.

Doblegada primero la República Checa con un gol de Piqué, el premio a un partido de control casi absoluto de la Roja, el equipo traslada su motivación, su ambición y su defensa del doble título de 2008 y 2012 a 1.000 kilómetros de su lugar de concentración de la Isla de Ré, hasta Niza y la Costa Azul.

Su posesión es temible para sus adversarios. Lo comprobó España en la primera cita del torneo, cuando la República Checa cambió su forma de jugar por el potencial de la Roja en ese sentido. Y ahí incide ahora Fatih Terim, seleccionador de Turquía, para preparar el duelo de hoy, en el que su bloque necesita puntuar sí o sí.

La derrota contra Croacia (0-1) aceleró esa obligación del conjunto turco para no depender de resultados ajenos en sus pretensiones de acceder a octavos de final y marcó también a Arda Turan, criticado y lejos del nivel que requiere su selección y su condición de pieza clave para el equipo.

España también necesita ganar porque su pase ya será entonces irrefutable y porque le pondrá en una situación ideal, a falta de un partido y dependiendo de sí misma, para ser primera de Grupo en la última jornada frente a Croacia. El liderato de su cuarteto ofrece un duelo más amable en octavos y evita cruzarse contra el primero del E (Italia, Bélgica, Suecia o Irlanda), en el caso de ser segunda, o del de Francia o Inglaterra, siendo tercera.

Aunque Del Bosque no lo desveló tras el primer partido, David de Gea seguirá en principio como el elegido para la portería. En el resto de posiciones no se esperan variaciones. En sus pruebas, el técnico contó con Morata de nuevo como delantero. Él o Aritz Aduriz ocuparán esa posición.