Jorge Sáenz de Miera ha vuelto para quedarse. Cincuenta y cinco días después de su única aparición liguera, sin ritmo de competición y ante el quinto clasificado de la Liga, apareció en el primer once titular de Pep Martí. La decisión, entre Germán y él, la tomó el técnico "por intuición". Y no le falló. Su rendimiento estuvo a la altura del equipo. Tanto que su jefe reconoció que había realizado "un gran partido".

Pocas horas más tarde, el central no ocultaba su "felicidad" por reaparecer. Pero sobre todo porque "el trabajo se hizo bien y se reflejó en el resultado". A punto de cumplir 19 años, su titularidad fue un regalo adelantado. "Me enteré el mismo sábado. Estaba con ganas, deseando contar con minutos y más en el Estadio", cuenta el defensa. Durante el encuentro, se sintió "muy a gusto y muy respaldado por los compañeros", pese a su inactividad en competición durante casi dos meses. "Venía sin jugar y podía notar la falta de ritmo", reconoció. Pero si lo hizo, no se notó. "No me esperaba jugar y que el míster confiara en mi sin apenas entrenamientos. Fue una sorpresa y un orgullo", asegura el canterano.

La suplencia le ha hecho "más fuerte mentalmente". Ha aprendido "a no bajar los brazos". En este sentido, el cambio de entrenador le abre una puerta a la esperanza. Eso sí, que Martí haya pasado por el Tenerife es algo que Jorge no puede valorar porque apenas tenía cuatro años cuando su ahora jefe aterrizó en la Isla. "Cuando jugaba aquí yo ni lo conocía, era muy pequeño. Sé que tuvo un buen paso por la Isla", indicó antes de valorar que "mejor que él no va a entender nadie al grupo".

Aunque han sido pocos días, para el central tinerfeño sí que ha podido aportar "confianza". Sin resultados favorables, la plantilla venía "baja de moral" y ahora se siente "cómoda" con Martí. "Nos ha dado un plus", remata Jorge antes de desear "que sigan llegando los buenos resultados".