"Si sé que me voy a poner así, no doy esta rueda de prensa". Juanjo Expósito, con la voz entrecortada y tratando de contener las lágrimas, no imaginó que se iba a emocionar tanto en el momento de despedirse del Tenerife y de sus aficionados en una comparecencia ante los medios en la zona mixta del Heliodoro, cerca de las dos y media de la tarde de ayer. Pero su corta etapa en la Isla le caló hondo. "Nunca me había pasado algo así", confesó un futbolista que ha pasado por ochos clubes distintos en la última década y que añadirá al Llagostera a su colección. El novato en la Segunda A será su nuevo destino profesional.

El delantero cántabro, fichado por el Tenerife en el pasado mercado de enero tras firmar un contrato de un año y medio de duración, aceptó romper su relación laboral con el club tras enterarse de que no contaba para Álvaro Cervera. Le costó dar el paso. No deseaba marcharse. Pero tuvo que elegir. Al aparecer este verano en el escaparate de fichajes, recibió varias ofertas de equipos de Segunda. Al final, la que más le sedujo fue la del conjunto catalán. "Estoy muy ilusionado, lo juro. Pelearé por mí y por mi familia y lo daré todo allí. Quiero hacer grande al Llagostera", afirmó convencido de que "tienes que estar en el sitio en el que te quieren".

Precisamente, en el Tenerife iba a estar lejos de disfrutar del protagonismo que sí le aguarda en el Llagostera. "Por muy feliz que esté en la Isla, tampoco me podía pasar un año sin jugar", comentó Juanjo, a quien lo cogió por sorpresa la decisión de la comisión deportiva de la entidad insular de intentar prescindir de sus servicios. "Vine este verano con la familia para cumplir mi contrato y, de repente, me dieron la noticia. Me quedé en "shock". Pero en la vida hay cosas que no siempre dependen de uno. Aquí podía entrenar mucho y pensar que soy muy bueno, pero yo no pongo las alineaciones. Nunca me había ocurrido lo de no ir a los partidos amistosos y que te digan desde el principio que no vas a contar", lamentó el futbolista.

En cualquier caso, no se desvinculó sintiendo rencor hacia nadie. Al contrario, quiso darle las gracias a todos los trabajadores del Tenerife, desde los que se ocuparon de sus papeles en las oficinas hasta los que convivieron con él en los entrenamientos. "Estoy muy agradecido por la oportunidad que me dieron. Me voy saludando a todos y sin malos rollos con nadie".

En el momento de repasar sus cinco meses y medio en Tenerife, su reacción fue sorprendente, incluso para él. "Me voy triste por todo lo que dejo, porque mi familia estaba muy bien aquí y porque quería estar más tiempo", manifestó empezando a tener dificultades para terminar las frases. "Aquí me sentí como en casa desde el primer día. La ciudad me tocó y mi mujer también la deja llorando. Hasta me dijo que le gustaría vivir aquí, pero eso será imposible porque somos de Santander, así que vendremos de vacaciones".

Tras haber residido, por su trabajo, en Sevilla, Vitoria, Córdoba, Salamanca, Soria y Ponferrada, calificó a Tenerife como su "segunda casa", un hogar del que sale "con la cabeza alta" porque se quedó con la sensación de haberlo "dado todo" en el campo. "Mi rendimiento fue más que notable", opinó el autor de tres goles en solo doce partidos como blanquiazul.