Julen Lopetegui asume hoy el comando técnico de un Oporto que desea regresar a la senda de los títulos, lo que le permitiría contradecir el infortunio sufrido por el resto de técnicos españoles que decidieron probar suerte en Portugal.

El entrenador vasco es el último de una corta lista de preparadores españoles que tuvieron la oportunidad de liderar a alguno de los más importantes clubes lusos, aunque sin pena ni gloria en la mayor parte de los casos.

El primero en hacer ese viaje fue Luis Casas Pasarín, quien en 1952 fue contratado precisamente por el Oporto procedente del Celta de Vigo, tras ocupar también por el banquillo de la selección nacional y del Valencia.

Su paso por los "dragones", sin embargo, quedó marcado por la humillante derrota sufrida contra el Benfica en casa (2-8), para más inri durante la inauguración del Estadio das Antas, y en verano volvió a hacer las maletas.

Tuvo que pasar de más de medio siglo para que otro de sus compatriotas viajase hasta suelo luso para hacerse cargo de un "grande". Fue José Antonio Camacho el que en noviembre de 2002, pocos meses después de dejar el cargo de seleccionador español, recalase en un Benfica en horas bajas.

A pesar de conquistar el cariño de los aficionados por su fútbol atractivo en sus dos temporadas en el conjunto lisboeta, tuvo la desdicha de coincidir con el exitoso Oporto de José Mourinho, al que sólo fue capaz de ganar una Copa de Portugal (2004).

El técnico de Cieza fue además testigo directo de una de las escenas más duras vividas en un campo de juego en la historia de Portugal al presenciar la muerte fulminante del húngaro Miklos Féher, que se desvaneció en el tiempo de descuento de un Vitória de Guimaraes-Benfica por una embolia pulmonar que le costó la vida.

En verano de 2004 dejó la capital lusa por el Real Madrid, aunque su paso por el conjunto merengue fue efímero, ya que presentó su dimisión en septiembre, cuando sólo se habían disputado tres jornadas de Liga.

Camacho aún volvería a dirigir a las "águilas" en la 2007-2008, pero sin éxito. Optó también por dejar el banquillo encarnado antes de terminar la campaña debido a una mala racha de resultados que lo alejó prematuramente de la Liga de Campeones y del campeonato doméstico.

Entre medias, el entrenador aragonés Víctor Fernández probó fortuna en el Oporto en la temporada 2004-2005, un período que culminó con sensaciones encontradas.

Por una parte, el conjunto blanquiazul logró levantar la Copa Intercontinental y la Supercopa de Portugal, pero su pobre rendimiento en Liga llevó al presidente del club, Jorge Nuno Pinto da Costa, a retirarle su confianza cuando todavía corría el mes de febrero, apenas seis meses después de ser presentado.

El último referente español para Lopetegui es el del preparador madrileño Quique Sánchez Flores, fichado por el Benfica en la 2008-2009 procedente del Valencia y que también terminó su periplo en tierras lusas con sabor agridulce.

Respetado por sus buenos modales, no fue capaz de sacar el máximo rendimiento a una plantilla reforzada con fichajes entonces de altura, como el argentino Pablo Aimar, los españoles Javier Balboa y José Antonio Reyes, así como el hondureño David Suazo.

Además, los lisboetas contaban con futuras estrellas del fútbol mundial que entonces eran apenas promesas, como el brasileño David Luiz o el argentino Ángel Di María.

Cinco años después de la salida de Sánchez Flores, Julen Lopetegui tomará el testigo de los entrenadores españoles en Portugal, donde afronta el reto de colocar al Oporto de nuevo en la senda de los títulos tras un año en blanco.

Para el técnico vasco, de 47 años, es además su primera oportunidad en un banquillo de primer nivel, al que llega después de dirigir con maestría las categorías inferiores de "La Roja".