La española Carla Suárez lamentó no haber podido ofrecer una mayor resistencia en su duelo de octavos de final ante la estadounidense Serena Williams, una jugadora que le obliga a "jugar mal" y que por sus variantes le impide "aprovechar las oportunidades" que la número uno del mundo concede sobre arcilla.

"Era un partido que me apetecía, pero al final Serena también me hace jugar mal porque me echa muy para atrás", explicó la campeona del Abierto de Portugal en rueda de prensa. "Aún así, he tenido opciones, pero ella hace que yo pierda sensaciones porque cuando se ve por debajo pega cuatro saques o cuatro restos y lo arregla muy fácil, cosa que yo no puedo hacer", agregó.

Aunque el último precedente ante la menor de las Williams se resolvió con un contundente 6-0 y 6-0, en la pasada edición del Abierto de los Estados Unidos, Carla Suárez afrontó su segundo duelo en tierra batida ante la número uno del mundo con una mentalidad diferente, convencida de poder poner en dificultades a la vigente campeona del Masters 1.000 de Madrid.

"Serena, como muchas jugadoras, tiene dos versiones y cuando juega en tierra baja un pelín. Sigue siendo la número uno, pero creo que las jugadoras cuando nos enfrentamos a ella en tierra vamos con otra mentalidad, sabiendo que le podemos hacer daño", indicó.

La mejor jugadora española de la actualidad no pudo, sin embargo, castigar las dudas de Serena Williams en el comienzo de la segunda manga y acabó sucumbiendo por el definitivo 6-2 y 6-3.

"Si me pongo 3-1, a lo mejor la cosa cambia un poco", lamentó, consciente de no haber sabido aprovechar sus oportunidades. "Cuando juegas con esta gente no es tanto lo tenístico, sino el hecho de saber que ella te puede pegar un repaso", abundó.

Pese a este revés, Carla Suárez se definió como una jugadora "más madura" y con ganas de seguir progresando en el ránking. A las puertas del Top-10, posición que ninguna española ha alcanzado desde que lo hicieran Arantxa Sánchez-Vicario y Conchita Martínez.