El Barcelona ha decidido tirar la casa por la ventana con un proyecto de 600 millones de euros, si así se lo avalan mañana los socios en un referéndum, para contar con una nueva versión del Camp Nou, proyecto que la junta directiva garantiza que es viable, aunque algunos sectores en el barcelonismo consideran que esta obra podría resultar letal para el futuro de la entidad.

No obstante, todo está a expensas del voto de gracia que conceda mañana el socio en el referendo al que está convocado y en el que la junta espera un "sí" con el que poder empezar a ejecutar la obra, que se prevé que arranque en el 2017 y que finalice en el 2021.

A pesar de las grandes cifras, las proyecciones del Barcelona hablan de que la deuda bancaria que pueda generar esta obra la liquidará en cinco temporadas y, así, en el 2026, cinco años después de finalizar el proyecto, el Barcelona habrá no sólo liquidado el préstamo bancario, sino la deuda total, ya que el club la fija en sólo 9 millones de euros.

Además de esta solicitud a los socios a través del referéndum, la actual junta también se ha comprometido a pedir la aprobación de la asamblea de compromisarios para el nombre comercial que tendrá que ir ligado los próximos 20 años a la denominación de Camp Nou. De hecho, esta es una de las tres grandes partidas que deberá financiar el proyecto, con un ingreso de 200 millones de euros.

El presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, cerró anoche la campaña que ha transcurrido el último mes y que impulsó la directiva para dar a conocer la obra en el Camp Nou -hoy es jornada de reflexión-.

Bartomeu reconoció que la financiación del proyecto fue la cuestión más solicitada por los 40.000 socios y aficionados que visitaron tanto la exposición fija como la itinerante, sobre el proyecto para el Camp Nou.

El Barcelona ha informado de que la obra no es un proyecto desarrollado, pero su ejecución está fijada en 600 millones de euros, de los cuales 420 se destinarán a darle la vuelta al Camp Nou de arriaba a abajo.

El club ha garantizado, por activa y por pasiva, que estos 600 millones de euros, como han defendido insistentemente el presidente Bartomeu y el vicepresidente de economía, Javier Faus, no afectarán al bolsillo del socio barcelonista, ya que existe una financiación muy clara: 200 millones de euros procederán de un crédito sindicado, 200 más de los derechos sobre el nombres del Camp Nou (''Title rights'') y los 200 restantes de la facturación que propicie el nuevo recinto.

Estos últimos 200 millones son los que el Barcelona pretende generar del "Espacio Barça", que es la explotación de las nuevas instalaciones, incluido el Camp Nou, por el que el club ahora factura unos 12 millones de euros, y pretende alcanzar los 35, aunque su objetivo es llegar a las cifras de negocio de otros clubes europeos en esta partida: Madrid (43 millones), Arsenal (40), Manchester United (38) y Bayern (25), entre otros.

La obra en el Camp Nou será la partida más elevada, con una inversión establecida de 420 millones de euros, con las reformas más destacadas en el primer graderío (más inclinado), el tercero y la cubierta total. Después está el nuevo Palau Blaugrana (90 millones) y la construcción de 5.000 aparcamientos subterráneos (40 millones).

En el "Espai Barça", con diferentes edificios, además de la construcción de un nuevo palacio de hielo, el Barça invertirá 30 millones de euros y, finalmente, 20 millones para el nuevo Miniestadi en la Ciudad Deportiva y diversas obras de urbanismo.

La financiación de esta obra pasa por el endeudamiento, que el club ha establecido en 200 millones de euros, que deberán reunir de un nuevo crédito sindicado.

El dato más relevante de esta partida de deuda es que el club da por hecho que, estando endeudado en los últimos años entre 200 y 300 millones de euros, a los cinco años de haber finalizado la obra del Camp Nou (2026), el Barcelona no tendrá casi deuda (unos 9 millones de euros).

El club defiende que en las últimas cuatro temporadas ha rebajado la deuda de la entidad en 150 millones de euros, de 431 millones a los actuales 280. No obstante, la primera cifra se debe a una reformulación de las cuentas de la anterior junta directiva, presidida por Joan Laporta, ya que la actual directiva rechazó que la temporada 2009-10 tuviera superávit, siendo al final deficitaria, a tenor del cierre económico firmado por los auditores.

El club se ha comprometido a rebajar la deuda hasta los 207 millones de euros en la temporada 2018-19, cuando las obras ya lleven dos años en marcha. Será a partir de la siguiente temporada, cuando el Barça pedirá el crédito sindicado que sumará 200 millones de euros más a la deuda.

El Barça se marca, entonces, un periodo de cinco años para, no sólo liquidar los 200 millones del crédito sindicado, sino para rebajar la deuda estructural del club hasta llegar a una cifra no vista en el Barcelona desde hace decenios, 87 millones para la temporada 2024-25, o los pírricos 9 millones de euros para la 25-26, cinco años después de que el Barça concluya la reforma del Camp Nou.