La madrileña Blanca Fernández Ochoa es la única medallista olímpica española invernal viva, ya que el otro es su hermano Francisco ("Paquito"), oro en el eslalon de los Juegos de Sapporo''72 (Japón) y tristemente desaparecido en noviembre de 2006.

Ante el inminente arranque, esta semana, de una nueva cita olímpica invernal, la de Sochi (Rusia), Blanca -medallista de bronce en el eslalon de los Juegos de Albertville''92 (Francia)- comenta en una entrevista con la Agencia EFE, diversos aspectos relacionados con los Juegos rusos, con las posibilidades de los españoles y con sus propias memorias olímpicas.

P: La de Sochi será la vigésima segunda edición de los Juegos Olímpicos de invierno. En las 21 anteriores, España sólo ganó dos medallas, la suya y la de su hermano Paco. ¿Por qué tan pocas?

R: Pues por lo de siempre: porque no somos un país alpino. No tenemos tradición en los deportes de competición invernales. Hay poca cantidad de deportistas. Y poco apoyo.

P: ¿Qué posibilidades de éxito tiene el equipo español en los Juegos de Sochi? ¿Llegará, al fin, la tercera medalla?

R: Si llega, que ojalá, creo que será gracias al patinador (artístico), Javier Fernández; o gracias a (la esquiadora alpina) Carolina (Ruiz), que creo que lleva una ventaja: que no tiene tanta presión, a pesar de que esté en primera serie.

''Caro'' no tiene nada que perder y, si le sale bien, puede ganar una medalla. Ojalá sea así, porque me alegraría muchísimo.

Pero en líneas generales los resultados dicen que el deporte invernal español está aún lejos de las medallas. Aparte, se han restringido mucho los presupuestos. Eso se tiene que notar. Tenemos más de lo mismo. No hay cantera. Será difícil.

P: Los éxitos del olimpismo español se reducen a usted y a su hermano Paco. Vayamos por orden. Han pasado 42 años desde la gesta del irrepetible "Paquito", en los Juegos de Sapporo. Usted era una niña de ocho años. ¿Qué recuerda de ese día?

R: Recuerdo que, por la diferencia horaria, la carrera en directo se veía aquí en España como a las cuatro o las cinco de la mañana. Nosotros vivíamos en la Escuela de Esquí, en Navacerrada (Madrid). Recuerdo a mi padre gritando "oro, oro, oro". Gritaban los profesores de esquí, gritaba todo el mundo. Me desperté y me levanté. Recuerdo que todo el mundo estaba saltando y gritando.

Luego me acuerdo de cuando él se bajaba del avión y todo el recibimiento que le hicieron al llegar a España. Mi hermano era campeón olímpico, pero en realidad tardé un tiempo en valorar lo que realmente había conseguido. Que fue algo increíble.

P: ¿Qué tenía Paco que no haya conseguido tener hasta la fecha ningún otro esquiador español?

R: Paco tenía un talento brutal. Hubiese destacado en cualquier otro deporte. También tenía una cabeza privilegiada. Era un poco como (el italiano Alberto) Tomba. Disfrutaba y era muy competitivo. Tenía una ambición tremenda y sentía pasión por el esquí. Se divertía. Pero, sobre todo, lo que tenía era eso: talento y cabeza.

P: Usted recogió su testigo. En términos olímpicos son recordadas dos de sus actuaciones: la medalla que no fue, en el gigante de Calgary''88 (Canadá, en el que lideraba tras la primera manga y se cayó en la segunda); y la que acabó ganando, cuatro después, en Albertville''92 (Francia). ¿Fue Calgary su mayor decepción?

R: Sí. Los Juegos de Calgary fueron para mí un auténtico jarro de agua fría. Venía de hacer una temporada fantástica, en la que no salía de entre las cinco primeras casi nunca. Llegué a esos Juegos con la sensación de que ''pillaba'' medalla fijo. Caerme en la segunda manga cuando iba primera fue una decepción absoluta.

Además, había anunciado mi retirada y lo pasé fatal. Pero al final todo el mundo... mis amigos, los federativos, incluso (Juan Antonio) Samaranch, me convencieron de que tenía que seguir. Y eso hice. Cuatro años más, nada menos.

P: Y en los Juegos de Albertville consiguió al fin una más que merecida medalla. Supuso su gloria deportiva. ¿Qué recuerda de ese día en Meribel?

R: Recuerdo que supuso un pago a un trabajo bien hecho. Un pago a la persistencia, al sacrificio. El trabajo siempre paga. Y cuando te caes, tienes que levantarte. Siempre. No importa las veces que te caigas. Lo importante es que te vuelvas a levantar.

P: A Vancouver fue como comentarista de televisión. ¿Cómo seguirá los Juegos de Sochi esta vez?

R: Pues espero verlos por televisión, porque no voy a ir a Sochi (ríe).

P: Usted fue una destacada esquiadora alpina, pero en los Juegos habrá quince deportes diferentes. ¿Cuáles la atraen más, fuera del esquí alpino?

R: Me gusta el hockey hielo. También el biatlón. Y el patinaje artístico.

P: Dentro del esquí alpino la principal baza española es (la andaluza) Carolina Ruiz. ¿Cómo la ve, realmente?

R: Lo que decía antes. No tiene nada que perder. O pones la tinta o no pones la tinta. Vas a muerte. Y punto. Ella me recuerda algo a mí. Es cabezota y resistente. Ojalá que en Sochi llegue su momento. Llega con una edad bastante buena desde el punto de vista de la cabeza. Ahora tiene que presentarse ahí y hacer la carrera de su vida.

P: En líneas generales, ¿cómo ve la competición de esquí alpino?

R: Echaré de menos, sobre todo, a (la estadounidense) Lindsey Vonn (que será baja por lesión). La competición olímpica siempre es abierta. Cualquiera de las quince primeras puede ganar. Incluso se puede meter ahí gente de la segunda serie, porque los favoritos siempre tienen más presión. Carolina no tiene nada que perder. Tiene que ir a por todas.