Desde que se lesionase en febrero del 2012 en Liga de Campeones, el hispano-brasileño Rodrigo Moreno inició una cuesta abajo en el Benfica hasta que los 9 goles logrados en los últimos diez partidos le han redimido de un año y medio a la sombra.

Una dura entrada en los octavos de ''Champions'' del central luso Bruno Alves, entonces en el Zenit ruso, trabó la sensacional temporada que Rodrigo, hijo del mítico jugador del Flamengo Adalberto Machado, había firmado al servicio del coloso portugués: doce goles en 1.153 minutos.

Su hoja de servicio era tan notable que se especuló con que el seleccionador español, Vicente Del Bosque, le tenía en sus planes para la absoluta.

Sin embargo, desde aquella lesión -que acabó por mantenerle apenas unos días de baja- su rendimiento bajó bruscamente, como si fuese blanco de un hechizo maligno.

En aquel curso (2011-2012) solo vio puerta en dos ocasiones más, y en el 2012-2013 sumó once discretas dianas -siete de ellas en Liga- en 39 partidos.

El inicio de esta temporada del joven de 22 años también fue atribulado. En los primeros tres meses de competición, marcó un gol en diez partidos.

El máximo goleador en la historia de la selección de España sub-21 (15) no desistió hasta que regresó al rumbo anotador.

Desde que en noviembre del 2013 marcase el tanto del triunfo a domicilio del Benfica ante el Anderlecht, correspondiente a la Liga de Campeones, el delantero ajustó la mirilla.

A partir de entonces, jugó nueve partidos más y sumó ocho anotaciones, las dos últimas en la victoria liguera ante el Marítimo de Funchal (2-0).

Rodrigo figura así de nuevo en el once tipo de Jorge Jesús, quien sigue sin poder contar con su goleador fetiche el paraguayo Óscar Cardozo, aquejado de una misteriosa lesión en la espalda.

El jugador hispano-brasileño aúna la pericia y habilidad típicas de su Brasil natal (nació en Río de Janeiro en 1991), pero con el sentido táctico y el ritmo veloz de su tierra de adopción, España, a la que llegó aún de niño.

Esta inusual combinación le convierte en un completo delantero que, como referente único en ataque o como segundo delantero, cumple por su capacidad de combinar con los compañeros, su pujanza física (1,80 metros y 74 kilos) y su instinto goleador.

Hasta llegar al Benfica, Rodrigo pasó cinco años en Galicia repartidos en el Val Miñor Nigrán y la cantera del Celta, desde donde recaló en el Real Madrid B.

En el filial del club blanco, anotó cinco goles en 18 partidos, suficientes para que el Benfica pusiese seis millones de euros en el verano del 2010 para contratarle.

En aquella temporada (2010-2011), Rodrigo, entonces con 19 años, fue cedido al Bolton, un club de media-baja tabla que le sirvió para ganar rodaje.

El buen momento que actualmente atraviesa le ha situado de nuevo en los focos mediáticos como un firme candidato a uno de los posibles traspasados sonados del mercado de invierno.

El futbolista tiene contrato con el Benfica hasta el 2015 y una cláusula de 20 millones.