Relegados del protagonismo que absorben el colombiano Radamel Falcao y el portugués Cristiano Ronaldo, el brasileño Diego Costa y el argentino Gonzalo Higuaín o el francés Karim Benzema, asimilan esa cierta condición de secundarios mientras esperan su momento.

Diego Costa se ha ganado su sitio. Gonzalo Higuaín y Karim Benzema mantienen una eterna pelea por el ''nueve'' blanco. Un pulso sin dueño de inicio a final de temporada.

Son los tapados de la final. Los hombres capaces de definir. De inclinar un partido mientras los focos iluminan el otro lado del campo.

Diego Costa ha sido el gran descubrimiento rojiblanco, el que mejor representa el espíritu que ha impregnado en su equipo el ''Cholo'' Simeone.

No ha sido fácil el tránsito para el brasileño. Un nómada sin tregua empeñado en echar raíces en el Vicente Calderón. Nada salía como pensaba el futbolista, que fichado por el Atlético Madrid en el 2007 tuvo que acumular méritos en el Celta y el Albacete, primero y en el Valladolid después.

Repescado por la entidad rojiblanca hace dos temporadas, participó en 28 partidos de Liga y marcó seis goles. Una lesión en el ligamento cruzado le retiró de la circulación. No fue inscrito hasta que en enero del pasado año encontró su sitio en el Rayo Vallecano.

Volvió después para quedarse. El talento, compromiso y coraje han acabado por convencer al seguidor y al técnico, que ya le considera un fijo en detrimento de Adrián.

El afán con el que se emplea en cada partido le ha convertido en un referente rojiblanco. No vuelve la cara a ninguna situación. Y el aficionado no olvida su implicación con los colores sobre todo frente el Real Madrid. Los numerosos encontronazos con los centrales blancos. En duelos de alto voltaje.

Costa no rehuye el cuerpo a cuerpo con el rival. Su innegociable intensidad y agresividad, quizá desmedida en alguna ocasión, le ha generado innumerables gritos en contra desde las gradas oponentes, pero también su magnífico momento, que le señala como uno de los jugadores más temibles y decisivos del Atlético en este tramo.

Su potencia, su verticalidad, su valentía, su movilidad y sus desmarques, muchas veces indescifrables y desestabilizadores para su adversario, le han dado un papel relevante en el conjunto rojiblanco, en el que ha encontrado su sitio en la elite, tras aquella inicial travesía por el desierto.

El perfil del brasileño poco tiene que ver con el que identifica a Gonzalo Higuaín o Karim Benzema.

El argentino y el francés son la duda eterna de Jose Mourinho, que nunca da pistas sobre su decisión para el próximo partido. Ninguna razón anterior sirve como argumento para el próximo partido. El técnico luso los alterna amparado en motivos que a veces solo él comprende.

El galo, talentoso, especialista en abrir defensas se topa con el empuje y el compromiso que muestra Higuaín en cada partido. Aunque ninguno es garantía de solución en el presente curso, en el que han estado distanciados de las expectativas y las exigencias.

De hecho, la Copa llega para ambos como la última reivindicación. La tabla de salvación para un curso que, individualmente, ha estado plagado de sinsabores. Sometidos los dos a discusión. El argentino, aclamado sin condición hace un año, ha sido silbado por su propia afición en fechas recientes.

Todo ha cambiado para ambos. Los goles y las cifras han dado la espalda a este dueto que rara vez coincide sobre el terreno de juego. Entre ambos, suman veinte goles menos que la temporada pasada.

El Real Madrid llegó vivo al tramo final del curso, a excepción de la Liga, casi sin su contribución. Benzema e Higuaín han bajado sus registros goleadores de forma alarmante y eso puede afectar en la Copa, donde el Real Madrid quema el último cartucho para obtener algún título.

Los números saltan a la vista. A estas alturas, la temporada pasada las estadísticas anotadoras de ambos eran demoledoras. Entre las tres competiciones, Liga, Copa y Liga de Campeones, Benzema e Higuaín sumaban 43 goles, 22 del francés y 21 del argentino. Ahora, llevan 23 en la Liga. Veinte menos.

El francés, hace un año, acabó con 21 tantos en la Liga, cuatro en Copa y siete en Europa. Este año transita con diez, cuatro y cinco. Trece menos.

El argentino, acabó el curso con veintidós en la Liga, uno en la Copa y tres en Europa, lo que elevó sus cifras a veintiséis. Diez menos que ahora, con catorce en la Liga, uno en la Copa y otro, solo, en Europa.

En el aire queda el destinatario de la titularidad contra el Atlético de Madrid. La aportación en los derbis es más fiable para el sudamericano, que en ocho partidos ha marcado cinco goles al conjunto rojiblanco. Con el mismo número de encuentros, el francés solo cosechó uno.