La selección española de balonmano comenzó ayer en Madrid la última fase de la preparación para el Campeonato del Mundo que se disputará en España del 11 al 27 de enero, en el que sueña con alzarse con su segunda corona universal, ocho años después de ganarla en Túnez.

"Es una responsabilidad y una presión maravillosa. Somos unos afortunados de poder representar a España en un Campeonato del Mundo que se celebra en España", aseguró el seleccionador, Valero Rivera, que no dudó en señalar que los dieciséis jugadores formarán el equipo español "más fuerte" desde su llegada al cargo.

"El equipo tiene la fuerza, el corazón, la calidad y la ilusión para poder conseguir el título", añadió Rivera, que confía que, con el apoyo del público, España pueda levantar el próximo 27 de enero en el Palau Sant Jordi de Barcelona el trofeo de campeón.

Un objetivo que, como recalcó el capitán de la selección, Alberto Entrerríos, supone "una ilusión más que una responsabilidad" para un equipo que en los dos últimos años se ha quedado a las puertas de la gran final, tras perder ante Dinamarca en las semifinales del Mundial de Suecia 2011 y el Europeo de Serbia 2012.

"No hay más responsabilidad por jugar en casa, lo que hay es más por hacer un gran mundial y lograr ese ansiado título y para ello no vamos a escatimar una gota de sudor sobre la pista", comentó Entrerríos, que cerrará su carrera tras la disputa del Mundial.

Un motivo más para que España trate de cerrar con un oro la "maravillosa aventura", como la calificó el presidente de la Federación Española de Balonmano, Juan de Dios Román, que la selección española inició hace cuatro años.