El director francés Cédric Kahn impresionó ayer en la Berlinale con "La Prière", una película que recorre casi como un documental el paso de la adicción a la droga al del rezo, en una jornada estrictamente europea, donde la italiana "Figlia Mia" y la sueca "Real State" completaron la sección a concurso.

"Es la redención de una dependencia tóxica a través de una adicción más trascendente: la de la oración, la disciplina, la humildad, el rigor religioso", explicó el realizador sobre su filme, que gira en torno a un joven que busca escapar de la droga en una comunidad católica de los Alpes franceses.

Ahí coinciden jóvenes de distintas procedencias, estamentos sociales y religiones, inclusive los que creen no tener fe ninguna pero que acuden a ese remoto lugar perdido en las montañas como última esperanza para romper el círculo de la adicción.

Uno de esos jóvenes, Thomas -Anthony Bajon-, es la figura central de Kahn, quien recorre sus recaídas, dudas, tentaciones y rezos, bajo la tutela de riguroso sacerdote -Alex Brendemühl- y de una monja sabia -Hanna Schygulla- a la que no se engaña con mentiras piadosas.

Bajon es la auténtica revelación de la película, mientras que el hispano-alemán Brendemühl tuvo ocasión de reafirmar su versatilidad.