Quizá al escrutar el mostrador, a más de uno le pueda llegar la ráfaga de memoria gustativa: media ración que abundaba en muchos bares canarios; las huevas, exquisitez de andar por casa que parecen extinguidas.

Las huevas se relacionan con el frescor en la combinación de la cebollita, el pimiento rojo y verde, el tomate y el aceite de oliva junto al vinagre. Al margen de las de pez volador, de pequeñas dimensiones y frecuente en la cocina japonesa (tobiko), o la muy sustanciosa de la trucha, de textura (firmes, esféricas y sueltas, que explotan en la boca), las de bacalao tienen de por sí el argumento que tanto han apreciado los isleños.

En lo alto de la jerarquía, el caviar, del esturión, pero todas fuente de nutrientes que deparan al "forofo" sabores y texturas de elixir marino.

Para gustos, cocciones; además del salpicón, las asadas o las fritas o rebozadas, modo de ¡champiñones marinos! Guiso de huevas con papitas arrugadas "yema de huevo", pimiento y cebolla. Crudas, salteadas, aliñadas. Como sean, ¡manda... huevas!