Es uno de los actores que dan forma a la obra "Un lío padre", que hoy, jueves, se representa, desde las 20:30 horas, en el siempre acogedor teatro Príncipe Felipe de Tegueste.

Precisamente, la pieza celebra dos años de "vida" sobre los escenarios, un tiempo en el que ha merecido diferentes distinciones, como la nominación de Zebensuí Felipe como mejor autor revelación en los premios Max de teatro 2016 o el galardón que recibió Adrián Rosales (S/C de Tenerife, 1982) como mejor actor revelación en el Festival Garnacha por su papel en esta comedia de enredo.

Adrián comenzó en esto de la "farándula" cuando contaba 18 años de edad, de forma "amateur" y con el grupo Teatro 13, de ahí saltó a Reciclown y también participó en diversos montajes de Pochola Pérez-Andreu en el teatro Guimerá.

La madurez comenzó a asomar en 2008, cuando integró el elenco del montaje de Delirium "La Konkista de Canarias" , donde estuvo a punto "de perder un ojo de la cara", dice, no porque se dejara dinero, sino por el hecho de que la explosión de un artefacto casi lo deja sin visión. "Afortunadamente, quedó en un accidente".

Pero esto no fue impedimento para que Adrián Rosales mantuviera su idilio, ya confesable, con las tablas, un "gusanillo" que continuó con "Un culo anda suelto", también del grupo Delirium, y abriéndose a partir de entonces a otros registros interpretativos, caso la publicidad, y desde 2013, como uno de los rostros reconocibles en el programa de la Televisión Canaria "En clave de Ja".

Con Zebensuí Felipe (guionista y actor) le unen lazos de amistad, además de una pasión desbordante por el mundo de la escena. "Nos conocimos con ocasión deLa Konkista de Canarias". Desde entonces se han hecho inseparables.

"Un lío padre" envuelve al espectador en el clima del a sala de espera de una Maternidad, donde Carlos (Zebensuí) y Diego (Adrián) aguardan el alumbramiento de sus retoños, contexto en el que se desata un conflicto de paternidades al que se suma Jaime (Santi López), "el tercer elemento", amigo de Carlos y que ahonda en la duda de si la primera hija que este espera es realmente suya.

"Cuando leí el libreto se me vino inmediatamente a la cabeza la imagen de esas comedias frescas y gamberras", muy al estilo norteamericano, explica Adrián, que encarna el papel de un tipo "trastornado y un punto canalla".

Con diálogos muy picados, cómicos y rápidos, este actor de formación autodidacta, que introduce en el texto los tacos como giros del lenguaje coloquial, reconoce que también suele meter "morcilla" (improvisación) según lo requiera el momento, una licencia que le permiten Zeben y Santi, "actores de escuela y más disciplinados".

Con esta complicidad, "Un lío padre" vuelve a revivir el fondo de las relaciones humanas.