Una Tsingtao bien fría es el relampagueante viaje a Oriente... Atrás queda La Rambla de Santa Cruz, tan cercana tras la cristalera, tan lejana ya en la mesa de Gato negro... Armando Saldanha, el "pionero" gastronómico de la zona, se viste de exotismos asiáticos en su nueva apertura, una exquisita singladura por mares de extraños reflejos, tierras de luces asombrosas y cielos estallando de cromáticas pirotecnias. Los gatos ondeando suerte sobre la barra del pase, que es parte del mismo restaurante, totalmente abierto a nuevos sabores domeñados no obstante por el talento formal de nuestro héroe; los cócteles inflando la mayoría de especias ensoñadoras mientras suenan los Stones... Marca el timón un alegre rumbo de ron infusionado en albahaca, sake, jengibre, lemon grass y pimienta de Sichuan, irónico "Gin yang". No se esperan malos vientos esta noche. Ceviche de las Isla Fidji, el "kokoda", cítricos y coco y puntillo. De atún porque vamos fuertes. Acanallado mejillón (entero) gratinado con mahonesa de kimchi, chispazos de piel de lima, delicadas sensaciones tabernarias. Que no falte de nada: tartare (lomo alto) a la coreana, con jengibre, ajo, yema der huevo y el picante frutal del gochu jang. Por debajo, pera china en fresca juliana. Es Armando un cocinero de sólida erudición que se ha aprendido todas las reglas para poder saltárselas. ¡Hola! Horchata de arroz, sake, ron blanco macerado en limón... Recuerdos de la "nao de China", la conexión Manila-Acapulco que recreó luminosas fusiones... Armando el mexicano. Y el chino: "sung choi bao", o panceta a la cantonesa envuelta en lechuga, métele hoisin. El dim sum es de gamba y cerdo en promiscuidad transoceánica con la mahonesa de chipotle. ¿Fronteras? Repensando el "bibim" coreano: fideos de trigo sarraceno en caldo de soja fermentada, chiles, toques dulces, huevo macerado en sake y soja. Pero la expresión más catártica de la singularidad culinaria de Saldanha es su visión heterodoxa del pato Pekín, que elabora con magret, una salsa de vino chino y especias (remoto regalo del Bistrot Olivier, donde Armando comenzó a soñar) y un fondo de jengibre y batata. El "equívoco" se complementa con las crepes chinas y sus verduras. Un plato "signature" sin duda. Helado de sésamo negro y panacotta de mango si todavía puedes...

Brilla la noche en Santa Cruz. "E la nave va..."