Hubo un tiempo en que a Luis Gordillo no le gustaban "nada" sus cuadros, con los que ya se ha reconciliado en su totalidad. Cree que cada uno ocupa un lugar "estratégico" en el desarrollo de su obra, como los elegidos para la retrospectiva que se inaugura hoy en San Sebastián.

Bajo el título "Confesión general. Aitortza orokorra", la sala de exposiciones del centro Koldo Mitxelena de San Sebastián ha reunido casi 200 piezas que recorren las seis décadas de creación del pintor sevillano, figura imprescindible del arte español del último medio siglo.

Fue precisamente en su ciudad natal donde tuvo su primera parada esta muestra, producida también por el Centro Galego de Arte Contemporáneo, el Patronato de la Alhambra y el Generalife, y el Centro Guerrero. Por ello, tras la clausura en San Sebastián el 10 de junio, viajará primero a Santiago de Compostela y luego a Granada.

Es la exposición más importante tras las antológicas del MACBA de 1999 y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de 2007, e incorpora trabajos posteriores a esos años, con obras que llegan hasta 2015, pero con las que el artista andaluz vuelve a sus famosas cabezas de los años 60.

"Keops''s psychoanalysis" y "Nefertiti psychoanalysis" son cabezas del siglo XXI, que comparten los espacios del Koldo Mitxelena con lienzos como la "Gran cabeza introvertida", de 1965, y el "Doble autorretrato de mi padre", de 1992.

Con Gordillo había que hacer "algo diferente" y eso suponía hacer "algo clásico", una retrospectiva al uso, según han explicado hoy los comisarios, Juan Antonio Álvarez y Santiago Olmo, que han acompañado a Gordillo en la presentación de la muestra junto al diputado de Cultura de Gipuzkoa, Denis Itxaso.

La exposición sigue un orden cronológico y se detiene en cada una de las etapas del pintor, para las que se han elegido algunas de sus obras más representativas.

Se exhiben sus primeros dibujos de tinta que realizó en París cuando tomó contacto con el informalismo, los tricuatropatas, peatones y automovilistas con los que acabó de desarrollar sus geometrías, y también sus pinturas de líneas sinuosas y títulos irónicos, como "Situación meándrica", de 1986, y "Blancanieves y el Pollock feroz", de 1996.

Gordillo ha asegurado que "la pintura está ahora en cuestión" y ha dejado de estar presente en ferias tan importantes como la "Documenta" de Kassel, aunque él se mantiene fiel a esta disciplina a pesar de que haya experimentado con ella en diferentes formatos y técnicas.

Se ha dejado seducir también por las nuevas tecnologías, como hizo en 2004 con "Insistencia lingüística", una impresión sobre dibond, o con "Logotipos de sí mismos", un acrílico sobre lienzo y lona sobre impresión digital de 2010.

Ha dicho que el ordenador abre "un camino de expansión" de la pintura con sus colores "infinitos". "Salgo de la pintura para pintar otra pintura", ha añadido Gordillo, que piensa que esa pueda ser la clave de por qué ahora siente que se acercan a su obra más jóvenes que nunca.

Gordillo, nacido en 1934, llegó tarde a la pintura y dice que su ascensión ha sido "dura siempre".

"Ahora estoy muy contento de haber llegado", ha afirmado este creador, que opina que actualmente, con la abundancia de Facultades de Bellas Artes y el gran número de estudiantes que acogen, "la persona que quiera dedicarse al arte tiene que asumir que se sitúa en un campo problemático y dramático".